Del rap de Resines a los tacones de Rovira: 7 momentos históricos de los Premios Goya
La ceremonia de entrega de los prestigiosos galardones suelen estar protagonizados por grandes anécdotas
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Además de la concesión de las estatuillas, la alfombra roja, los discursos, los aplausos, los vestidos y las actuaciones, es tradición en la ceremonia de los Premios Goya que se produzca algún acontecimiento cómico o estelar. Desde que se celebrara la primera entrega de los prestigiosos galardones en 1987, se han sucedido las anécdotas, ya sea por cuestiones del directo, equivocaciones, chistes, protestas o guiños a la actualidad. Ante la inminente celebración de la 36ª edición de la entrega de los premios, que tendrá lugar este sábado en el Palau de les Arts de Valencia, enumeramos 7 momentos históricos que la ceremonia de los Premios Goya nos ha dejado como legado.
2000
La ceremonia del año 2000 coincidió con el 32 cumpleaños de Felipe VI, entonces Príncipe de Asturias. Una coincidencia a la que el cineasta Pedro Almodóvar decidió hacer alusión. Como gran amante de los clásicos, el de “Todo sobre mi madre” aprovechó el recibimiento del premio a Mejor director por dicha cinta, para entonar “Cumpleaños feliz” al más puro estilo de Marilyn Monroe, quien se lo cantó al presidente Kennedy.
2003
Quizá uno de los más relevantes. En la ceremonia de 2003, en una época en que el mundo se encontraba con el foco en la guerra de Irak, los invitados aprovecharon la ocasión para realzar una protesta en contra de la intervención española. Actores y directores llevaron pegatinas con el lema “No a la guerra”, así como el desacuerdo también se manifestó en algunos discursos. Asimismo, en la misma gala Luis Tosar, quien ganó el Goya al Mejor actor de reparto por “Los lunes al sol”, se refirió al desastre del Prestige, ocurrido meses antes: “¡Nunca mais!”, dijo tras agradecer el galardón.
2009
Junto con Clara Lago, Javier Gutiérrez era el encargado en la ceremonia de 2009 de entregar uno de los premios. Cuando el actor anunciaba que “Mortadelo y filemón” se llevaba el galardón por los Mejores efectos especiales y sus creadores se dirigían al escenario, pasó lo peor que podría pasar: Gutiérrez se tropezó con el atril, se le cayó la estatuilla y se rompió “la cabeza” de Goya y Lucientes.
2012
Es uno de los momentos más divertidos y recordados de la historia de los premios Goya. Juan Diego, Javier Gutiérrez y Antonio Resines subieron al escenario para cantar un rap que compuso El Langui, y si bien los dos primeros lo hicieron sin fallos, la intervención de Resines fue diferente. Más que rapear, el actor balbuceó varias palabras inentendibles tanto para el público presente como para los telespectadores
2013
Adriana Ugarte también vivió un momento bastante embarazoso durante los Premios Goya, casi al igual que la metedura de pata de Gutiérrez en 2009. En su caso, la actriz era la encargada de anunciar el galardón a MEjor Canción Original junto a Carlos Santos. No obstante, en lugar de decir que la premiada era “Blancanieves”, se equivocó con las tarjetas y dijo que era “Los niños salvajes”. Sus creadores estaban a punto de subir al escenario cuando Ugarte tuvo que rectificar.
2017
Dani Rovira ya conquistó la gala de los Goya en 2015 cuando, junto a Ana Belén y Lolita, cantó una versión del mítico “Resistiré” del Dúo Dinámico. Pero otro de sus momentos estelares tuvo lugar en 2017: él era presentador y se puso unos zapatos de tacón rojos, con los que sorprendió al público. Un gesto que tuvo “para ponerme en los zapatos” de las mujeres, y con la intención de “reivindicar el papel de la mujer en todos los puestos de la sociedad. Siguen haciendo falta mujeres que hagan películas”.
2018
Y, como consolidación de la reivindicación feminista por parte del cine español, destaca la gala de 2018. En pleno auge del #MeToo a nivel mundial, se repartieron en esta cita 1.800 abanicos rojos antes de que comenzara, “rojos para llamar la atención, para expresar nuestro bochorno”, decían las artistas. Fueron, por ejemplo, Isabel Coixet y Carla Simón las primeras en desplegar el abanico, iniciando así el mayor alegato que el mundo cinematográfico ha realizado en pro del feminismo.