Crítica de “En los márgenes”: Borremos la pizarra ★★☆☆☆
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Director: Juan Diego Botto. Guion: J. Diego Botto y Olga Rodríguez. Intérpretes: Penélope Cruz, Luis Tosar, Font García, Adelfa Calvo, Cristian Checa. España, 2022. Duración: 105 minutos. Drama.
En estos tiempos en los que dudamos de la realidad, se impone, por lógica, la narrativa de “hechos reales”. La realidad, pues, es el mensaje, por si la habíamos olvidado. A veces el cine escribe la realidad en una pizarra. La esquematiza, le inventa diálogos, intenta definir sus proclamas, denuncia sus carencias para que tomemos apuntes y los leamos en casa. Esa lectura, nos dice el profesor-cineasta, nos hará mejores personas. “En los márgenes” es esa pizarra donde Juan Diego Botto y su co-guionista Olga Rodríguez (y Penélope Cruz, motor del proyecto) desentrañan, con didáctica caligrafía, la catástrofe del desahucio en España. Se trata de personalizar los datos (los hechos reales: cien al día en nuestro país) en el drama de la precariedad, abordado desde los que ayudan (el abogado que interpreta Luis Tosar; los miembros de la plataforma antidesahucios, que protagonizan una escena de asamblea ‘à la Loach’), los que castigan (los bancos) y, sobre todo, los que sufren una crisis económica que sigue cobrándose víctimas (la abuela que busca desesperadamente contactar con su hijo antes de quedarse sin casa; la cajera de supermercado (improbable Cruz) que llora cada minuto de la cuenta atrás que la separa de perder su hogar).
La pizarra de “En los márgenes” está llenísima: el relato de vidas cruzadas a contrarreloj ha de poner a los personajes al límite de sus posibilidades, si no fuera porque lo que dicen -cada diálogo es una pequeña tesis, una señal de alarma, una posición que defender- ya los ha desbordado hasta el punto de convertirlos en poco más que un libro de texto. El problema, pues, no es, por supuesto, visibilizar una escandalosa (por terrible) realidad social que a todos nos atañe. Como siempre en el cine, el quid de la cuestión está en el cómo. Y la realidad debe mostrarse a sí misma sin pizarras de por medio.
Lo mejor
Que da testimonio de la terrorífica realidad del desahucio en España.
Lo peor
Confundir el realismo social con molesto didactismo.