Buscar Iniciar sesión
Sección patrocinada por
Patrocinio Repsol

Crítica de “El agua”: una llama mojada ★★★★☆

ImdbImdb
La Razón
  • Sergi Sánchez

    Sergi Sánchez

Creada:

Última actualización:

Dirección: Elena López Riera. Guion: Philippe Azoury y Elena López Riera. Intérpretes: Luna Pamies, Bárbara Lennie, Nieve de Medina, Alberto Olmo. España, 2022. Duración: 104 minutos. Drama.
Sabemos por Heráclito que no nos podemos bañar dos veces en un mismo río. Ese cambio mercurial, líquido, de una vida que nunca es idéntica a sí misma se asocia, desde las estructuras antropológicas del imaginario, con lo lunar, con lo femenino. No es casual, pues, que las lluvias torrenciales de “El agua”, que definen el paisaje de la región de Orihuela (el lugar de origen al que Elena López Riera siempre vuelve, como hizo en sus estupendos cortos “Pueblo” o “Los que desean”), sean el canal simbólico de una transformación que acaba en ruptura con una tradición oral que ha definido una identidad de género controlando el cuerpo de la mujer. En las tres protagonistas de esta espléndida película, que conforman una comunidad matriarcal atravesada por el mito, la superstición y el malditismo, duerme el ansia de cambio, de dejarse llevar por el agua, porque, como decía Novalis, “el agua es una llama mojada”.
Hay fuego en esa agua, y Ana (estupenda Luna Pamies), a los veinte años, es la que más siente esa tensión ignífuga entre quedarse, como hicieron su madre y su abuela, y marcharse, aun a sabiendas de abandonar sus raíces y a su objeto amoroso. En “El agua” López Riera reivindica ese deseo de liberación atendiendo a la transmisión de la leyenda, para examinar cómo sigue filtrándose en la realidad de una mirada femenina que necesita reinterpretar el mito. Es muy hermoso el modo en que el filme trabaja su dimensión mágica desde el más estricto costumbrismo. Si el cine cuestiona los límites entre documental y ficción, la vida no tiene por qué separar lo real de la posibilidad de lo fantástico. Así las cosas, la puesta en escena de López Riera convierte al relato en una fascinante fábula realista, que no es solo el retrato de una feminidad en fuga sino también el mapa de un territorio impregnado de un hálito sobrenatural.

Lo mejor

La fluidez con que mezcla lo realista con lo esotérico, lo naturalista con lo místico.

Lo peor

Que le cueste encontrar su lugar en una cartelera saturada de estrenos nacionales.