Crítica de “La maternal”: sujeto y predicados ★★★☆☆

Dirección: Pilar Palomero. Intérpretes: Carla Quílez, Ángela Cervantes, Jordan Dumes, Pepe Lorente. España, 2022. Duración: 122 minutos. Drama.

Carla ve porno con su mejor amigo. Carla destroza el salón de una casa de veraneo con él, borracha. Carla le defiende ante sus colegas. Carla se resiste a las bromas del novio de su madre. Carla está enfadada. Carla se queda embarazada a los catorce años. Carla llora después de escuchar a las chicas con las que empieza a convivir, en un centro de acogida, que han sido madres o están a punto de serlo, y que proceden de familias desestructuradas como la suya. “La maternal” es un sujeto (Carla) y muchos predicados.

Cuando la cámara de Pilar Palomero es behaviorista, cuando observa el comportamiento de su objeto de estudio, a menudo contradictorio; cuando, en fin, permite que las acciones de Carla, sus gestos (de rebeldía, de protección, de rechazo, de ira: la espontaneidad de la interpretación de Carla Quílez es infalible), expresen su psicología, “La maternal” se aleja del relato de un problema social para acercarse al notable retrato de una adolescente abocada a un prematuro proceso de madurez.

Eso sí, en la película interesa menos la detallada radiografía de la vida cotidiana en el centro que el modo en que Carla se enfrenta a un modelo, su propia madre, a la que no quiere parecerse ni en pintura. Es en esa relación maternofilial tensa y conflictiva donde resuenan los mejores momentos de “Las niñas”, y donde la película eleva el vuelo frente al registro documental que ilumina una burbuja de cuidados a la que le habría venido bien una mirada más sintética, más elíptica.

La naturalidad de Carla Quílez es a la vez conmovedora e impertinente.

Se echa de menos capacidad de síntesis, sobre todo a la hora de retratar la vida en el centro para madres precoces.