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Anouk Aimée, el icono erótico y casto

La actriz francesa, nominada al Oscar por «Un hombre y una mujer», de Claude Lelouch, falleció ayer a los 92 años
La actriz Anouk Aimee en una de las escenas de «La dolce vita» (1960)larazon
  • Licenciada en Ciencias de lnformación (Periodismo), con estudios de Derecho y Psicología y máster en Neuropsicología. Desde 1990 hasta hoy he escrito en numerosos periódicos y revistas nacionales (Diario 16, Ya, El Mundo, El País, El Español, Tiempo, Época, Muy Interesante, Quo, Cosmpolitan…). Autora de varios libros (Los Secretos del Nombre, Grandes Enigmas de la Humanidad y Cómo triunfar en la cama).

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El suspiro que provoca la muerte de Anouk Aimée, ayer a los 92 años, va más allá de la pérdida. El recuerdo de la actriz francesa invita a revivir su belleza perenne y esa elegancia que le permitió salir con un corsé en la pantalla sin quebrantar del todo el recato de la época. Hablamos de 1961, cuando protagonizó «Lola» bajo la dirección de Jacques Demy. Con sombrero de cabaretera, boquilla y unos tacones que resonaron sobre los adoquines de Nantes, ni ella misma sospechó el personaje a punto de nacer, la estrella a punto de consagrarse. «Ya no sé dónde empieza Lola y dónde acaba», diría después. Tampoco imaginó que un corsé pudiese ser algo bonito y no vulgar.
French actress Anouk Aimee dies aged 92
French actress Anouk Aimee dies aged 92DANIEL DEMEEFE
El poeta y guionista cinematográfico Jacques Prévert describió «Lola» como una película «erótica y casta». Aimée tenía la cualidad innata de ser natural. En una época en la que había una perversa tendencia a repetir iconos como los de Marlene Dietrich y Marilyn Monroe, ella se imponía con su rostro cargado de misterio, una voz sensual y una silueta infinita. Puro fuego que no quema. Fue inevitable la comparación con Brigitte Bardot. Una rubia y otra morena. Dos caras bien diferentes de la mujer francesa. Una, «baby doll», con su icónico moño enmarañado y sinuosas curvas. Todo un símbolo sexual. La otra, de pelo oscuro, párpados pesados y un misterio que Fellini se encargó de magnificar en «La dolce vita». Luego llegaría Lelouch a darle el golpe de gracia con «Un hombre y una mujer».
Nació como Françoise Dreyfus el 27 de abril de 1932. Aunque era hija de actores, creció como una flor silvestre en una granja al cuidado de sus padrinos. Nada hacía presagiar que fuese a convertirse en un icono del cine, pero por una especie de atracción gravitatoria se fueron agregando las partículas que dieron forma a una estrella.
En su primera película, «La maison sous la mer» (1946), tenía solo 13 años y su personaje se llamaba Anouk. El apellido se lo sugirió el poeta Jacques Prévert. Un año después empezó el rodaje de una cinta de Marcel Carné, «La flor de la edad», un filme inacabado debido a los costes. Sin embargo, quedaron las fotografías tomadas por Emile Savitry durante algunas secuencias de una Anouk encantadora y atrevida. ¿Por qué Aimée? «Porque todo el mundo la amaba», anticipó Prévert. Y así fue. Aún arrastrando el personaje de Lola, jugó sus bazas de forma elegante y brilló en las pantallas de todo el mundo. Por supuesto, Hollywood también la cortejó.
France Obit Anouk Aimee
France Obit Anouk AimeeASSOCIATED PRESSAP
Nunca fue carne del papel cuché, aunque su vida sentimental fue también de cine. Contrajo matrimonio en cuatro ocasiones. La primera, en 1949, con el periodista Edouard Zimmermann. Duró año y medio. Después vendría su unión con el director Nikos Papatakis, padre de su única hija. En 1966 se casó con el productor musical Pierre Barouh, y, ya en 1970, llegó su último matrimonio, con el actor británico Albert Finnev. Tuvo más romances, como Omar Sharif, del que jamás quiso hablar. Anouk tenía fama de encantadora, pero era precisa en sus palabras y templada en su carácter. Esos puntos suspensivos acrecentaban su aureola arcana y casi maliciosa.