Los Ángeles

Buscando a David Fincher

Ben Affleck, en una escena de la película. A la izda., David Fincher
Ben Affleck, en una escena de la película. A la izda., David Fincherlarazon

Basada en el libro del mismo nombre de la escritora Gillian Flynn, «Perdida» se está convirtiendo en el «thriller» favorito del año. Durante su primera semana de exhibición en Estados Unidos lleva recaudados 65 millones de dólares. Sin embargo, algunos miembros de la Academia parecen haber tenido reacciones adversas con la película, fundamentalmente aquellos que han leído la novela. No obstante, la crítica y el público la están recibiendo con los brazos abiertos. La obra fue publicada en junio de 2012 y pronto pasó a convertirse en un «best seller» de la reputada lista del «The New York Times». La trama del libro se centra en la sospecha que recae en el principal personaje respecto a la desaparición de su esposa. En varias entrevistas la autora ha expresado su interés por explorar la psicología y dinámica de una relación de pareja prolongada. Ambos personajes son escritores sin trabajo, algo que Gillian experimentó en carne propia al haber sido despedida de la prestigiosa publicación sobre cine «Entertainment Weekly».

El reto de la adaptación

Fincher, experto en adaptar novelas a la pantalla grande («La red social», «El club de la lucha») se ha atrevido también en esta ocasión con un libro que en la versión cinematográfica ha contado con Ben Affleck y Rosamund Pike para dar vida a este matrimonio en el que los dos parecen guardar secretos. La autora es también junto a Fincher la guionista de la versión. Ambos tuvieron que prestar especial atención en cómo transferir a la pantalla los pensamientos de los personajes. En cine no se tiene la habilidad de transmitir los pensamientos, por lo que es fundamental, según Fincher, saber cómo se comportan. El director quedó sorprendido por la habilidad de la autora al escribir el primer borrador del guión y percibir que, a diferencia de las novelas, las películas no pueden tener dos puntos de vista, por lo que sólo se podía centrar en uno de los protagonistas. La elección de Ben Affleck fue, cuando menos, curiosa; al menos, eso declaró el director en una entrevista: «Elijo a los personajes basándome en escenas críticas de los filme que voy a dirigir. En ‘‘Perdida’’ hay una en la que el personaje tiene que esbozar una sonrisa cuando se coloca delante de la Prensa y al lado de un póster de su mujer desaparecida. Me metí en Google y busqué imágenes y me salieron cincuenta fotos de Ben Affleck sonriendo en público, una sonrisa que parece hacer sentir cómoda a la gente pero que a la vez te hace vulnerable», explica Fincher. «A Ben Affleck le gusta caer bien y al protagonista también. Le considero una persona inteligente y trabajadora, dispuesta a repetir la misma escena 35 veces si es necesario». No podía ser otro quien interpretara al esposo sobre el que recaen las sospechas. Cuando Fincher le propuso el papel, el intérprete aparcó todos los proyectos que tenía entre manos después de la dirección de la premiada «Argo».

Quienes hayan leído el libro saben exactamente a qué escena se refiere el director, en la que la ambigüedad de esa sonrisa que esboza el marido te hace pensar que es un hombre desconsolado tratando de poner una buena cara a tan desgraciada situación o un asesino retorcido. Las dos alternativas pueden ser igual de válidas. La elección de Rosamund Pike para interpretar a Amy, la esposa desaparecida, fue más convencional. Charlize Theron y Natalie Portman eran otras de las supuestas candidatas. La elegida estaba en pleno rodaje de una comedia en Glasgow cuando se enteró de que Fincher quería tener una conversación por Skype. Tras varios tanteos con el director, le pidió que volara a Saint Louis para acompañarle en varias posibles localizaciones. La actriz no tardó un segundo en aceptar. Se decantó por la inglesa simple y llanamente por el hecho de que le gustan sus películas, sin olvidar ese toque misterioso que la hace muy interesante. «Buscaba a una actriz estupenda, pero no demasiado, no podía parecerse a Cameron Díaz. Necesitaba a alguien que tuviera una manera especial de respirar y una buena estatura porque Ben es gigantesco, mide 1,93, y necesitaba, además, una serie de elementos físicos y emocionales y después capacidad de interpretación. Yo lo explico como añadir ingredientes a una ensalada hasta que es perfecta», asegura.

Fincher es uno de esos directores con reputación de perfeccionista; sin embargo, a él es un término que no acaba de gustarle. Hace años lo tomaba como un cumplido, pero ahora es consciente de que la perfección es imposible y cuando le preguntan si lo es, la respuesta siempre es negativa. Tiene muy en cuenta cómo debe ser la manera de trabajar del equipo, un todo en el que nadie debe arrogarse un protagonismo especial: «Lo más importante –asegura convencido– es siempre la historia, todo es secundario ante ella, los actores, las localizaciones o incluso el director. Porque el cine es un deporte de equipo, independientemente del reparto del que dispongas, has de tener a todos, no puedes hacer una película en función de la disponibilidad de alguien en concreto. Resulta bastante difícil trabajar con actores, con cámaras, con cualquiera que cree que lo que él hace es más importante que lo que hacen los demás», explica.

El encanto de la ambivalencia

Al director de «Seven» le gusta interpretar sus guiones de una forma tridimensional (música, luz y color). Cuando le ofrecieron «Perdida» no dudó en aceptar: la historia le fascinó pero, sobre todo, cómo estaba contada. La oscuridad en los filmes de Fincher es palpable, sus trabajos no pasan desapercibidos, no se olvidan al abandonar la sala. En el filme no hay héroes, sino una relación amorosa que empieza a perder fuelle cuando uno o ambos se dan cuenta de que ese matrimonio no les da la felicidad, que no se puede mantener ese ritmo de compromiso y que ninguno de los dos es el hombre o mujer de los sueños del otro. El filme juega con la ambivalencia de ambos personajes. Por un momento pensamos que Nick (Ben Affleck) es un monstruo y en otros lo consideramos una víctima. Fincher ha sido acusado en ocasiones de reducir los papeles femeninos en algunas de sus películas, aunque ésta parece romper con la costumbre. ¿Tendrá «Perdida» en España el mismo éxito que en Estados Unidos?