Buscando a mi hija desesperadamente

John Cho y Debra Messing protagonizan un thriller que se desarrolla casi al completo en las pantallas del portátil y del móvil.

Una vídeo llamada al día por WhatsApp -o FaceTime, para los usuarios de iPhone– mantiene en contacto a millones de familias separadas por miles de kilómetros y una diversidad de razones: los estudios, el trabajo, los viajes. Para los que tienen a sus seres queridos lejos, la pantalla del móvil o del ordenador se convierten en lugar de encuentro, quizá por ello la película «Searching», que se desarrolla al completo a través de ellas, ha tenido tan buena acogida en Estados Unidos, tanto por parte de la crítica como del público. Protagonizada por John Cho y Debra Messing, este thriller psicológico narra la angustia de un padre (Cho) que, acostumbrado a saber de su hija adolescente de manera constante por mensajes de texto o de ordenador, descubre un día que ésta ha desaparecido y pide ayuda a la detective Rosemary Vick (Messing) para encontrarla.

Se trata del debut del director Aneesh Chaganty y fue justamente su singular propuesta lo que llamó la atención de Messing, que confiesa que rodar con los dispositivos móviles fue complicado: «Creo que es de lo más difícil que he hecho en mi vida profesional. Parte de lo que me atrae de mi profesión es formar parte de la magia de un rodaje, en este caso, sin embargo, debido al formato de la película, esa magia no existía. En las escenas donde aparezco corriendo por un pasillo y hablando por teléfono estoy grabándome a mí misma con una Gopro, así que, en cierta forma, ejercía de operadora de cámara –y debía intentar que se viera un encuadre decente–, a la vez que interpretaba mi papel. Pero estoy muy agradecida por la oportunidad de participar en este maravilloso filme».

También se evidencia la hegemonía tecnológica actual en el hecho de que el padre de la joven desaparecida la busca no por las calles de la ciudad, sino que sigue su rastro dentro del propio ordenador de la chica. Messing, conocida por su papel en la serie «Will y Grace», destaca también «la fuerza emocional de la historia» y asegura que, como madre de un niño de 14 años, el problema central de la película le interesó mucho: «No puedo pensar en algo más horrible que que tu hijo o hija desaparezca. Respondí de inmediato al tema».