Emociones al límite

Ana tiene 28 años, se siente útil y satisfecha con su trabajo como conductora de ambulancias. Así puede ayudar a otros. Sin embargo, su vida personal es un infierno. Socialmente tiene serios problemas de relación. Se manifiesta torpe y agresiva con los más cercanos y queridos. No puede controlar su comportamiento ni sus emociones y esto la hace infeliz. Sufre, se atormenta, se siente culpable. Poco a poco, su conducta se va haciendo autodestructiva. Cada vez se siente más aislada. Padece un trastorno límite de la personalidad... pero ella no lo sabe.

"En 2008 participé en la exposición colectiva "Miradas al Límite"del museo Artium de Vitoria junto a otros cuatro realizadores. Teníamos que hacer un documental al límite. El mío inicial era sobre el trastorno borderline, un trastorno de la personalidad que lleva a relaciones caóticas y a conductas depresivas y autolesivas. Cuando me acerqué a personas que lo sufren, descubrí que, con esa atención, sus síntomas se acrecentaban y no iba ser bueno para ellos. Decidí entonces no hacerlo y llevarlo a la ficción. Así surgió el personaje de Ana". Con estas palabras explica Fernando Franco cuál fue la génesis de "La herida", su "ópera prima"como director. Una obra que, tras su paso por San Sebastián y Zumárraga, ha terminado su rodaje en Madrid. Lleva años vinculado al cine como montador y como director de cortos y videoclip. Ha trabajado con Pablo Berger en "Blancanieves", con Montxo Armendáriz o David Pinillos entre otros, faceta que compagina con su labor docente como jefe de la especialidad de montaje en la ECAM. "Mi deseo ha sido siempre dirigir y para eso me matriculé en la escuela de cine. Elegí el camino del montaje como forma de estar vinculado con la profesión y como camino a la dirección". Pero no a cualquier precio: "Yo le tengo mucho respeto al cine y más a dirigir. Quiero hacer el que me interese y me toque la fibra, no cine comercial o por encargo. Necesito vivir todo el proceso creativo completo. Mientras, colaboro con otros directores". Unos directores, continua, "de los que aprendo mucho sobre dirección de actores, sobre la estructura emocional de los personajes...El montaje es la mejor escuela de cine".

Rodada en 16 mm., está protagonizada por Marián Álvarez -Ana-, junto a Ramón Barea, Manolo Solo, Rosana Pastor y Andrés Gertrudix. "Elegí a Marián por su aspecto dulce y aniñado para un personaje duro y por su capacidad para concentrar cosas con la mirada. Su expresividad es tremenda y a veces con un primer plano dice mucho", afirma el director. Para la actriz, "era un personaje complejo que me daba miedo. Cuando leí el guión me impresionó. Son personas hipersensibles, que dramatizan todo, con la estima muy baja. Con ellas te das cuenta de la dimensión del ser humano. Muchas realizan trabajos de ayuda como manera de sentirse bien. Leí muchos libros de medicina y psiquiatría para prepararme. Cuando Fernando me contó que este protagonismo les perjudicaba no quise aprovecharme. No me parecía ético utilizarlos y recurrí al campo profesional de la medicina. Muchos no saben que tienen este trastorno, pero otros sí y lo cuentan en foros de internet". Y continua Marian: "Hacer este personaje es un reto que te pone a prueba y te hace sentir de verdad lo que es interpretar. He pasado por fases de miedo, inseguridad... Parece que puedes hacer algo descontrolado, pero es al contrario, hay que medir mucho las emociones y en eso me ha ayudado el director, que no parece un debutante. Sabe expresar y trasmitir lo que quiere con una sensibilidad extraordinaria". Quieren estrenarla en los festivales de otoño. "El de San Sebastián -concluye Franco- sería ideal".

Vértigo emocional, estados anímicos inestables o percepción intensa de sentimientos de dolor, son algunos de los síntomas que se presentan en quienes padecen este trastorno de personalidad. Personas que viven al límite de sus emociones. Aspectos genéticos y relacionados con la producción de serotonina en el cerebro estarían entre las causas. Los afectados necesitan ayuda psiquiátrica y comprensión familiar. Son víctimas de la angustia y la sensación de irrealidad los desborda. El riesgo se da cuando, buscando desesperadamente un alivio, realizan conductas autodestructivas: comer y gastar sin control, experimentar sexualmente, abusar de drogas o actuar impulsivamente, pudiendo llegar, incluso, al suicidio.Los últimos estudios señalan que este tipo de trastorno afecta a un 2% de la población. Pasan de la euforia a la depresión en cuestión de segundos y ante situaciones extremas intentan el suicidio. Entre los pacientes que reciben terapia para este tipo de trastornos, el 80% son mujeres, (Gunderson, J.G. et al 2004). Una mayoría considerable tienden a mejorar con el paso del tiempo, llegando a mostrar un funcionamiento normal entre los 35 y 40 años. El 90% de los casos mejoran antes de los 50 años. La excepción corresponde a aquellos que llegan a concretar el suicidio. Se calcula que el 10% de los que lo intentan repetidamente acaban consiguiéndolo (Paris, J; 2003; Gunderson, J. et al 2004).

Nacido en Sevilla en 1976, se tituló en montaje por la Escuela de Cinematografía y Audiovisual de la Comunidad de Madrid (ECAM) en 2001. Ha trabajado como montador en largometrajes de ficción y documentales ("15 días contigo", "Polígono Sur", "Aparecidos"...). Últimamente lo compagina con sus proyectos como director y guionista. En 2007, su cortometraje "Mensajes de voz"se estrenó en el Festival de Cine Español de Málaga consiguiendo la Biznaga al Mejor Cortometraje y, posteriormente, otros premios como el de Madridimagen 2007. Participó en la exposición colectiva "Miradas al límite"junto a Jaime Rosales, Isaki Lacuesta, Luis Berdejo y León Siminiani en el Artium de Vitoria.

Juan Beltrán