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Cine y política

El Festival de San Sebastián, una pasarela propalestina

Ya hemos escuchado a Juliette Binoche, a Alberto Rodríguez o a Eduard Fernández hacer ostentación de su altura moral. Angelina Jolie es una gran defensora de la causa palestina

Para sorpresa de nadie, la presente edición del Festival de Cine de San Sebastián se ha convertido en su arranque en una auténtica pasarela de moda activista verano-otoño a favor de la causa palestina y en contra de cualquier cosa que huela a Israel: de un kibutz a una kipá hasta una estampita de Revivo, el que fuera futbolista del Celta. Como aperitivo, una manifestación pro-Palestina, con unos doscientos protestantes frente al Kursal, dio la bienvenida en Donostia a los asistentes a la apertura del 73º Festival. Pero, claro, este evento no ha sido boicoteado –como sí ocurrió hace dos semanas con La Vuelta a España en la vecina ciudad de Bilbao– porque ya se apresuraron los organizadores del mismo en hacer explícita su posición del lado bueno de la Historia: al propio director del Festival, José Luis Rebordinos, se le vio luciendo un pin en la solapa –sería gracioso que llevara uno del Betis– a favor de La Causa: si hace veinte años era Irak, hoy toca Gaza. Muy parodiable por Juan Carlos Ortega.

Resultado de ello es que por una suerte de mecanismo inverso de espiral de silencio parece que cualquier protagonista del mundo del cine, sea actor, director o sonidista, que pase por la alfombra roja –¡rojísima!– donostiarra, si no muestra su adhesión a La Causa, su conmoción por los niños gazatíes mutilados por el ejercito israelí, será marcado con un brazalete con la estrella de David y tachado de «cómplice del genocidio». Ya hemos escuchado a Juliette Binoche, a Alberto Rodríguez o a Eduard Fernández hacer ostentación de su altura moral. Quizás en vez de la Concha de Oro entreguen la Kufiya de Oro.

Más allá de la gravedad de la cuestión –es evidente que el fanático Netanyahu se está cebando con la población inocente de Gaza, y que Hamás tiene mucha culpa de ello–, que los actores y directores de cine se tornen activistas no es en absoluto necesario. Ya sabemos lo que pasa. Usted viene aquí a hablar de su película. Si quiere hacer pornografía moral haga un documental sobre lo que tanto le preocupa y ya podrá disertar tendidamente sobre ello con un pretexto lícito. Que se ponga un pañuelo palestino no va a salvar ninguna vida; solamente dormirá usted esa noche en una suite del Hotel María Cristina a pierna suelta, con los deberes morales hechos.

Angelina, el perejil de la salsa

Los focos de la sesión de tarde de ayer en el Festival iluminaron todos aAngelina Jolie. La superestrella de la actuación acudió a la capital guipuzcoana a presentar la película «Couture», en torno a la Semana de Moda de París, donde interpreta a Maxime, una directora de cine en la cuarentena a la que diagnostican cáncer. No tuvo la protagonista de «El intercambio» en tener unas palabras acerca del conficto palestino-isarelí, aunque sí fue elogiada por una periodista «por hablar siempre de Gaza y de Palestina». Sí se refirió la protagonista de «Maléfica» a la situación actual de Estados Unidos: «Amo a mi país pero no reconozco a mi país en este momento. Mi visión del mundo es internacional, y cualquier cosa que divide o que limita las libertades y expresiones personales creo que es algo muy peligroso. Hay que tener cuidado con lo que se dice», dijo.