Gonzalo García Pelayo: «Como venga una guerra verás lo poco que vale Ronaldo»
Director de cine, productor, apoderado de toreros, jugador de póker... pero la cita para esta entrevista es por su nueva película.
Director de cine, productor, apoderado de toreros, jugador de póker... pero la cita para esta entrevista es por su nueva película.
Su pelo se ha ido blanqueando con los años, pero lo que hay dentro de su cabeza permanece intacto, tanto la creatividad de director como la exactitud de estadista. Este viernes estrena su nueva película, «Todo es de color», un homenaje a la música de Triana y a la cultura popular. Además, está trabajando en encontrar sentido a los números primos, «lo único pendiente que nos queda para que todo tenga armonía».
–¿Qué vio en Triana para producir sus primeros discos?
–El éxito del grupo empezó a los dos años de sacar el primer álbum, y a esa altura podrían haberse disuelto o que la discográfica no les ofreciese sacar otro CD. El encuentro con mi hermano Javier fue fundamental porque les puso en la carretera para que la gente les viera, y así entendió que la música de Triana también era suya. El público entonces estaba divido en dos vertientes diferentes: la música comercial de, por ejemplo Camilo Sesto, y la «buena», que era la americana de Dylan o los Beatles. Triana estaba en medio de ambas y encontrar un público al que le interesase ese espacio costó dos años, pero luego a la gente le gustó mucho más que otro tipo de música de la que ya se escuchaba.
–«Todo es de color» es sobre ellos.
–También trata de la ilusión que había en aquella época (mitad de los 70) por encontrar un camino diferente de la música española. Pero es una película mía más, tiene elementos de las anteriores. Cuento lo de siempre: la unión del arte popular con un cierto sentido de la modernidad y la trascendencia, y todo eso está en Triana. Además, antes no tenía crítica, pero ahora como sí la tengo puedo pensar más si en mis filmes sigo o no lo que los críticos dicen, ya que ellos resumen mejor que yo mis proyectos e identifican aspectos comunes. Sin embargo, ya no haré largometrajes para la crítica, sólo para mí. Es una decisión que tomé ayer.
–Lo popular a veces es extraño para los propios españoles.
–Éste es un país tan desmontado que a su propio pueblo ya le parece exótico hasta el flamenco. Y para los extranjeros siempre hemos tenido el valor de nosotros como España porque tenemos una personalidad marcada bastante distinta, y eso nos da ventaja. El artista foráneo encuentra en el arte español cierta animalidad y primaridad, que yo creo que le diferencia de cualquier otro. Picasso o Miró son totalmente diferenciales. A veces dicen de mis películas que son ovnis, que no tienen que ver con nada. Triana, por ejemplo, no funciona en el extranjero, aunque tampoco se han hecho los suficientes esfuerzos para que lo haga, aunque ahora parece que hay interés de los coleccionistas.
–¿Por qué dice que vivimos en una nación desmontada?
–Yo he pensado en un movimiento de agentes exteriores para que España pierda su esencia. Además, cuando íbamos a entrar en el Mercado Común ya nos advirtieron de que perderíamos soberanía, por eso la extrema derecha no quería. Hay gente que teme que Europa prohíba los toros, lo que es falso, nunca va a pasar. Somos los entretenedores del continente, con nuestras playas, nuestros museos, y también el toreo. Por eso le dieron el Patrimonio de la Humanidad al flamenco.
–En Andalucía estarán muy orgullosos de ello, y usted es sevillano.
–Siempre digo que Andalucía forma parte de las cuatro regiones que tienen algo distinto al resto del mundo, junto a Toscana, Kerala y California. Es discriminatorio pero es sólo una teoría a la que he llegado porque tomo estadísticas, igual que de los equipos de la liga inglesa, la ruleta o las cartas. Creo que hay algo en ellas que no es fácil de encontrar en otro lugar, luego puede haber matices que me hagan añadir una quinta, pero estas cuatro nunca las voy a quitar, en todas ellas ha habido mucha transmisión de inteligencia y cultura. Andalucía inventa el flamenco, el toreo, la figura del poeta.
–¿Qué me cuenta del póker?
–Es muy exigente porque el 80% de las veces tiras las cartas y, claro, te aburres. Como la gente no quiere hastiarse tú juegas para entretener a los rivales. Mi generación es la primera en este país que no ha conocido guerra y eso cambia muchas cosas. En tiempos de paz el entretenimiento es fundamental, cambia el valor de lo intelectual respecto a lo militar, es decir, antes los reyes se casaban con hijas de militares, ahora lo hacen con periodistas.
–La paz modifica las élites.
–La sociedad necesita encumbrar a quien más actividad tiene, así los entretenedores han pasado a la categoría de aristócratas, pero como venga una guerra ya verás lo poco que vale Cristiano Ronaldo.
–Se hizo famoso por encontrar un método para ganar en la ruleta. Hay gente a la que le pareció mal y a otra, admirable.
–Mi preocupación es como lo vea el director de mi banco (risas). A parte de mi familia no le gusta nada, pero tampoco han disfrutado algunas películas mías. Yo no lo hago por ellos, sino por mí, para ganar dinero que es importantísimo y, sobre todo, para vivir de una manera diferente, recorriendo mundo, viajando a todos los países, que ya he visitado 110. Lo de la ruleta va en la línea de lo que yo deseo, que es conocer bastantes cosas con profundidad. Ayer estuve con un amigo que vive en Tasmania, yo estuve cerca de allí jugando a la ruleta y más tarde fui de vacaciones, todo eso me da un peso personal que me gusta. En Australia fue uno de los pocos sitios donde no gané dinero, pero fui con un motivo. Para mí no es lo mismo estar de paso en un país que ir a trabajar, con la ruleta o con la música. Me he recorrido América dos veces, primero con Francisco, y luego con José Manuel Soto. No es lo mismo ir como turista que con un cantante, que conoces a periodistas y a personas del mundillo, no porque me parezcan importantes, sino porque son más representativos del pulso del país y de cómo vive la gente. Todo eso me da más vitalidad que simplemente ser un visitante.