La intifada doméstica de «Fátima»
Que el modelo de integración francés no es un completo fiasco lo demuestran la mujer que ha inspirado esta película y su director. Con «Fátima», Philippe Faucon sorpendió en los pasados Premios César al hacerse con tres premios, entre ellos Mejor Película. El realizador, de origen magrebí, recrea en esta cinta la historia real de Fátima Elayoubi, una mujer que, sin saber una palabra de francés y sin formación escolar, logró sacar adelante a su familia al tiempo en que se convertía en una poetisa leída y admirada en Francia. «Es una época difícil para todos en mi país, sobre todo para los menos favorecidos –admite Faucon–. Existe un clima de crispación, xenofobia y desconfianza y segmentos de población estigmatizados. Pero a pesar de las dificultades hay ejemplos de éxito, aunque no sean mayoritarios. No se puede resumir todo en que el modelo no funciona».
Con una mirada naturalista y humanista, Faucon retrata la lucha cotidiana –«ésta es mi intifada», dice en uno de sus poemas– de una madre por sacar adelante a sus dos hijas. Ellas ejemplifican dos actitudes bien distintas ante el problema de la integración: Nesrine, de 18 años, se esfuerza y se priva de caprichos propios de su edad para poder sacar adelante su primer año de Medicina; Souad, a los 15, se rebela totalmente contra la herencia familiar o el idioma de su madre, que ni entiende ni aspira a entender. «Ella expresa de manera violenta su rechazo a su madre y su trabajo de limpiadora», matiza Faucon. El propio director conoce de primera mano las penalidades que entraña el desarraigo y la adaptación a un entorno nuevo, casi siempre hostil: «Mi abuela y mi madre tampoco sabían francés cuando llegaron; sintieron esa misma ‘‘invisibilidad’’ de Fátima y la separación con sus hijos».