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"La llorona": El llanto que no debes escuchar

Cuenta la leyenda... Así, de generación en generación ha pasado el terrorífico relato de la madre que ahogó en el río a sus hijos. Michael Chaves dirige el filme interpretado por Linda Cardellini y Patricia Velásquez.

Marisol Ramírez, irreconocible en «La Llorona»
Marisol Ramírez, irreconocible en «La Llorona»larazon

Cuenta la leyenda... Así, de generación en generación ha pasado el terrorífico relato de la madre que ahogó en el río a sus hijos. Michael Chaves dirige el filme interpretado por Linda Cardellini y Patricia Velásquez.

Una indígena despechada, que se enamoró de un conquistador español con el que tuvo dos hijos y que decidió abandonarla por una mujer española de rancio abolengo es el germen de la leyenda, tan arraigada en el imaginario latinoamericano, y reina de los relatos de terror mexicanos, de «La Llorona». Se dice también que se trata de un fantasma que deambula por las calles de Tenochtitlán anunciando un destino fatídico provocado por la matanza de indígenas a manos de los españoles (nada peor para echar gasolina sobre el candente tema de la leyenda negra). Sea como fuera la leyenda tiene arraigo en toda Latinoamérica, de norte a sur.

Abandonada a su suerte, infeliz y derrotada ella optó por irse con los dos hijos habido de su unión con el pérfido español y ahogarlos en el interior de un río. Dicen que por las noches su inconsolable llanto se escucha. Como para no aterrorizarse. Es lo que le debió suceder al productor del filme, James Wan, alumno privilegiado en materias de susto y muerte cuando decidió llevar a la pantalla esta leyenda. Así, «La Llorona», que está dirigida por Michael Chaves, forma parte de la franquicia «The Conjuring» que tantas alegrías taquilleras le está proporcionando a Warner. Hemos visto ya una serie de escenarios supernaturales basados en una fórmula conocida que atraen a un público ávido de sobresaltos. Entre ellas «Expediente Warren», «Annabelle» o «La monja». «La Llorona» se une a partir de ahora a este grupo de películas de terror detrás de la que está el citado Wan, que comenzó en su día a asustarnos con la retorcida sy «gore» saga «Saw», y que ahora ha optado por la dirección de películas palomiteras de alto presupuesto como «Aquaman», a la vez que mantiene esta franquicia terrorífica.

El productor recuerda que la primera vez que llegó a América una de las historias que le contaron fue precisamente la de la leyenda de la Llorona: «Cuando la escuchas te hiela por dentro. Es una historia de terror profundamente emocional», dice. La trama se desarrolla en una ciudad norteamericana donde el espíritu de una mujer persigue a dos hermanos. Lo cierto es que cuando se anunció que Wan iba a producir el filme hubo una serie de críticas por no haber elegido actores mexicanos para los papeles principales. La película está protagonizada por la norteamericana Linda Cardellini («Green Book»). Los productores han justificado el hecho de que la actriz principal no sea latina explicando que querían a alguien ajeno a los hechos sobrenaturales que se relatan, y de esta manera descubrir lo que pasa si haber estado influida. Defienden que si hubiera sido latina podría haber sentido el influjo de un personaje terrorífico cuyo equivalente norteamericano sería el «Boogie man» o en España El hombre del saco.

Sin internet

Linda Cardellini, da vida a Anna Tate-García, una madre trabajadora social que se ha quedado viuda y que conoce a Patricia Álvarez (Patricia Velásquez) al asignarle que se ocupe del caso de esta mujer que vive obsesionada con proteger a sus hijos de la Llorona. Para ello los tiene encerrados en un armario con el fin de evitar que esta presencia malévola les haga daño. Sin embargo, Anna lo interpreta como una señal de abuso hacia los menores y decide sacarlos. La consecuencia es prácticamente irreversible: la Llorona acaba matándolos. Patricia Velásquez recuerda bien como sus hermanos la asustaban de niña hablándole de la Llorona: «Me decían acábate la comida o la Llorona vendrá a por ti», comenta la venezolana, similar argumento al utilizado cuando se hacía de noche y los padres querían que los hijos regresaran a casa. «Creíamos que existía realmente», se excusa. Sin embargo, la actriz no quiere pasar la tradición a su hija porque «no quiero que tenga pesadillas. Yo lo he pasado mal toda la vida pensando en esta mujer y de momento prefiero que no lo sepa». Para la intérprete, La Llorona representa «el límite al que puede llegar alguien en un momento de furia. Representa la destrucción del niño que llevamos dentro, quitarnos la inocencia», señala.

El hecho de que el filme se desarrollara durante los años setenta del pasado siglo es algo que a Cardellini le gustó especialmente: «Me encantó que fuera bastante antes de la era internet y el hecho de poder interpretar a un heroína, una mujer que está sola y debe arreglárselas por sus propios medios. La ropa y las texturas son diferentes. Por ejemplo, me parecía increíble que tuviera que bajar a manos las ventanillas del coche que tenía que conducir (risas). Hay una cierta nostalgia que me gusta y que me parece interesante explorar», explica y añade que el director «nos dio total libertad para construir nuestros personajes y otorgarles veracidad», algo que subraya Raymond cruz, el actor que interpreta al sacerdote que abandona la iglesia para convertirse en un chamán: «Aporta su conocimiento del catolicismo junto con su propia espiritualidad para acabar con este monstruo. No hay ningún libro que te expliqué cómo se puede luchar contra la Llorona, luego tienes que ser tú el que lo vaya descubriendo».

El centro de la historia se desarrolla a partir de la idea de que el hecho de ser madre implica una responsabilidad inherente hacia tus hijos. «Mi personaje es una madre responsable de unos hijos. La Llorona es un espíritu que tras haber matado a sus propios hijos está condenada a sentir esta agonía perpetuamente. La cinta explora diferentes facetas de lo que conlleva la maternidad. Tanto mi personaje como el de Patricia intentan proteger a sus hijos, cada una a su manera».

Para Velásquez la figura de la Llorona ha estado muy presente en su vida al haber crecido en México: «No es algo en lo que creas o dejes de creer, es algo que siempre está presente», asegura con resolución. Y cuenta una anécdota pavorosa: «Cuando comienzo un rodaje suelo escribir una nota, una oración lo llamaría yo para que me dé fuerza y suerte con el personaje. La firmo, le pongo la fecha y me voy a dormir. Es un hábito que siempre hago antes de cualquier rodaje. La noche en que comenzaba el rodaje de esta película me despertó algo parecido a un aullido, me levanté asustada, me caí al suelo y escuché a mi hija que me llamaba. La calmé y me volví a la cama. En ese momento me di cuenta que me sangraba la rodilla, miré hacia la mesita de noche y supe en ese mismo instante que había sido obra de la Llorona. Fue ella, no tengo dudas, quien provocó el incidente. Se que suena extraño pero me provocó una sensación de paz», explica convencida.

Linda Cardellini cree que el peso de la historia está en que, independiente de que te lo creas o no, el hecho de que los niños sean las víctimas te llega más adentro: «Todos hemos sido niños y algunos tenemos hijos, y es inevitable que te afecte. Tras leer el guión me di cuenta del valor de mi personaje a la hora de proteger a sus hijos y no te voy a negar que el hecho de que fuera una película de terror me llamó la atención», concluye.

La increíble caracterización de Marisol Rramírez

Está estrechamente vinculada a Navarra, donde pasó sus años de adolescencia. Que se lo pregunten a los alumnos del Sagrado Corazón de Pamplona, donde cursó estudios de BUP y COU y cuyos compañeros, con los que sigue manteniendo contacto, la recuerdan ahora que aparece como la maléfica presencia de «La Llorona». El tiempo pasó y Marisol Ramírez decidió probar suerte en estados Unidos, adonde viajó para formarse, primero en Arte Dramático en la Universidad de Florida y posteriormente en Rutgers University, en Nueva Jersey. Los primeros trabajos para la televisión empezaron a llegar. Ahora su estremecedor rostro, producto de importantes sesiones de maquillaje, resulta aterrador.