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Crítica de cine

«La quietud»: La familia y sus pecados

«La quietud»: La familia y sus pecados
«La quietud»: La familia y sus pecadoslarazon

Director: Pablo Trapero. Guión: P. Trapero y Alberto Rojas Apel. Intérpretes: Martina Gusman, Berénice Bejo, Graciela Borges, Edgar Ramírez. Argentina, 2018. Duración: 117 min. Drama.

«La quietud» podría interpretarse como el contraplano culebronesco de «El clan», la película en la que Trapero desmontaba la institución familiar como cédula criminal remanente de la dictadura argentina. Liberado del peso de lo real, aquí utiliza los códigos del folletín para seguir desenterrando los esqueletos en el armario de su país. Entra por puertas entornadas, sin que, al principio, cuando el infarto del patriarca de una adinerada saga reúne a dos hermanas que se parecen como dos gotas de agua, bajo la mirada oscura de una madre tan amorosa como despectiva, intuyamos por dónde van a ir los tiros. A fuego lento, los problemas crecen, se esponjan: se vislumbran relaciones incestuosas, se instaura el adulterio, el anuncio de un embarazo parece iluminar una grieta, las leyes de la telenovela dictan el desarrollo del relato, y un secreto innombrable sale a la luz. Desde la relectura de un género popular, Trapero saca chispas de la sordidez de sus excesos, aunque baja enteros cuando se pone serio.