La «tarde de perros» de Calparsoro
En el nuevo «thriller» del director, una cinta de acción centrada en el robo de un banco, planean la crisis y la actualidad política
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En el nuevo «thriller» del director, una cinta de acción centrada en el robo de un banco, planean la crisis y la actualidad política
Cuando los dos atracadores cercados por la Policía en el interior de un banco están a punto de desconfiar el uno del otro algo les hace mantener la fe. Al otro lado de los muros, y esto no es destripar la película sino apenas el planteamiento, los políticos empiezan a temerse las peores consecuencias de lo que los ladrones pueden encontrar en la caja acorazada. Y comienzan las traiciones. «Claro, porque en esta historia los ladrones muestran mucha más humanidad y código de honor que los que se supone que no lo son, pero en el fondo son peores criminales», dice Rodrigo de la Serna, coprotagonista de «Cien años de perdón», el nuevo thriller dirigido por Daniel Calparsoro. Luis Tosar, el otro atracador, lo corrobora: «Aunque sus principios no concuerden con los del resto de la sociedad, ellos al menos los tienen. En cambio, los políticos, no. Fíjate ahora, cuando se sientan en los tribunales, cómo dicen. ‘‘No, este señor amigo mío no era, ni le conozco’’».
¿Oportunista?
«Pero el tema de la película no es la corrupción política, eso es sólo un trasfondo para situarla entre el vodevil y el thriller. Queríamos hacer un fresco de la sociedad española actual», comenta Calparsoro. Sin embargo, el banco está ubicado en Valencia, epicentro estas semanas de un caso de corrupción ¿Premonitorio u oportunista? «No nos alegra que esto pase, desde luego. Si miras la hemeroteca, esto es una sucesión perpetua de casos sin siglas, afecta a todos los partidos. es una situación vergonzosa, pero la película no se nutre de ella ni lo utiliza, hace un retrato de la sociedad», señala el director, que piensa también que el mensaje de la historia es que «si estamos juntos, saldremos de ésta. Creo que tiene un efecto liberador y que al salir del cine te da un subidón y te sientes en paz con lo que te rodea». La idea del guión partió de «Tarde de perros», de Sidney Lumet, una película de atracos ambientada en Nueva York y en la que los rehenes y la gente de la calle termina apoyando a los ladrones más que a la policía. «Nos gustaba ese perfume un poco ácratay antisistema de rebeldía contra el poder establecido». De la Serna, que interpreta al «Uruguayo» lo corrobora: «Toda la partitura estaba muy clara. Y era un gusto interpretar a unos ladrones que no son de esos de robar a ancianas, sino tipos que saben perfectamente a quién le van a robar y que están orgullosos de ello y de la inteligencia que es necesaria para llevarlo a cabo. Porque estamos hablando de un banco fraudulento», explica. Por su parte, para Tosar, que da vida al «Gallego», las películas de atracos «despiertan emociones primarias a cualquiera. Es como las de piratas. Porque hay una emoción que va más allá de la pasta, pienso. Es atracar al sistema». De la Serna incide en un hecho que aparece en la película: «A mi país lo arruinó el Fondo Monetario Internacional y sus recetas, que lo condujeron al corralito. Y después, los tres siguientes directores de ese organismo, Rato, Strauss-Khan y Lagarde, les han imputado delitos». Si el que roba al ladrón no tiene cien años de perdón, los merece.