Malena Alterio: «Las tragedias tienen su parte de comedia y chiste»
Representa en el Teatro Español de Madrid la obra «Los universos paralelos», donde interpreta a una madre que enfrenta la muerte de su hijo.
Representa en el Teatro Español de Madrid la obra «Los universos paralelos», donde interpreta a una madre que enfrenta la muerte de su hijo.
La naturaleza, normalmente, sigue su curso establecido, sin embargo, de vez en cuando rompe ese camino y la lógica salta por los aires. Son las situaciones más difíciles, en las que se llega a pensar de verdad que nada tiene sentido. Ocurre, por ejemplo, cuando un hijo fallece y sus padres tienen que continuar con sus vidas. Nadie piensa en tener que superar algo así, y cada uno lo enfrenta de la mejor manera que puede. Por ello es tan complicado describirlo, pero David Lindsay-Abaire, lo consigue con un texto al que llamó «Los universos paralelos», con el que ganó el Premio Pulitzer de Teatro hace ya una década. Ahora se representa en el Español de Madrid hasta el 15 de octubre bajo la dirección de David Serrano y con un elenco formado por Daniel Grao, Carmen Balagué, Belén Cuesta y Malena Alterio, que interpreta a una madre desesperada que se refugia en la filosofía de los universos paralelos.
–Este formato de entrevista debería ser más distendido y agradable, ¿qué hay de eso en esta obra a pesar de la tragedia que la desencadena?
–Es un tema duro, aunque puede resultar agradable, enriquecedor e interesante hablar de ello.
–¿Qué cree que es peor en estos casos, el recuerdo o el olvido?
–En la obra uno de los personajes, el que interpreta Carmen Balagué, dice que el dolor nunca se olvida, porque cuando parece que no está, el recuerdo regresa de repente.
–¿De dónde piensa que se sacan los padres las fuerzas para enfrentar una situación así?
–El paso del tiempo es fundamental, además de tratar de apoyarte en la gente que más te quiere. Y hay que tener en cuenta que la vida sigue. Es solo una y es maravillosa. No se suele hablar de estos temas y damos la espalda a la muerte, pero es positivo hacerlo.
–¿Sentimientos tan cercanos, y que pueden afectar a tanta gente, como los que transmite el texto, se expresan mejor en el teatro o por la televisión?
–En los dos funcionaría de la misma manera, aunque el lenguaje cambiase. De hecho, existe una película que parte de un idéntico texto. La protagoniza Nicole Kidman. Pero es otra histoira, porque el guión teatral es mucho mejor, cuida bastante más el sentido del humor, que es fundamental.
–En ese sentido, cuando se habla del teatro últimamente se dice que la gente necesita reírse, ¿cómo encaja esa necesidad con esta obra?
–Totalmente. Fíjate, el autor al final del texto escribe una carta para los intérpretes en la que dice que, por favor, no obvien los chistes y cualquier aspecto relacionado con la comedia porque están ahí por algo. Las tragedias tienen algo de eso. En la vida, las cosas no son alegres o tristes, están mezcladas, no hay siempre un mismo color. Y en esta obra el público se pone en la mirilla de una puerta de la casa de unos personajes que están viviendo eso.
–¿Cómo se trabaja un personaje que en el que en un principio la premisa parece lacrimógena pero en el fondo transmite un mensaje positivo?
–Tratando de ser honesta y sincera, sobre todo, conectando conmigo misma. El texto me parece maravilloso y cuenta muy bien la historia que trata, navega en ella con las palabras.
–¿Vivieron una experiencia como la que se refleja en la función?
–Buceamos en el tema y nos asesoramos por un psicólogo que imparte terapias a grupos de padres que tienen que enfrentar estos casos. Así nos empapamos un poco de todo, de lo que supone la pérdida, la ausencia, de cómo afecta a las relaciones de pareja...
–El estreno absoluto de la obra fue en marzo de este año en Avilés, y después se ha representado en otras ciudades como Vitoria-Gasteiz o Málaga, ¿se han encontrado con reacciones muy emocionales a la obra?
–Estamos teniendo una reacción muy interesante por parte del público. La gente que ha pasado por ese trance nos lo agradece a la salida, y nosotros cuando nos lo dicen nos quedamos pensando que lo suyo sí es realmente una faena. Pero a todo el mundo le llega de alguna forma porque el tema es extrapolable a cualquier tipo de duelo.
–¿Cómo lleva en su vida personal filosofías como la de los universos paralelos, muy en boga en los últimos años?
–Nunca me lo he planteado. En circunstancias como las que trata la obra uno se agarra a lo que puede. Algunos se acogen al infinito abanico de religiones que existen, otros al más allá, y mi personaje, particularmente, a un universo distinto donde piensa que las cosas le pueden ir bien. Yo soy un poco escéptica con todo eso, pero sí que creo en las energías, en el ser humano, en mi familia...
–Pues se comenta que en el sector de las artes se contacta con alguna especie de espiritualidad.
–Tenemos de todo, no te vayas a pensar. Sí que es cierto que para hacer teatro hay que tener fe, no religiosa, sino en uno mismo, en lo que hace, en el texto y en el director.