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Crítica de cine

«Miau»: Demasiados mininos

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Dirección y guión: Ignacio Estaregui (Novela: Juan Luis Saldaña). Intérpretes: José Luis Gil, Manuel Manquiña, Luisa Gavasa. España, 2018. Duración: 90 minutos. Comedia.

Entre la voz en off y esa triste bolsa de plástico en primer plano de la que parece va a contarnos su historia, la película realizada por Ignacio Estaregui bien podría recordar a una de esas tragicomedias tan españolas de los años 50 o 60. Pero no, el asunto es más surrealista. José Luis Gil, un buen actor y mejor doblador todavía con permiso de Enrique Pastor, encarna a un jubilado amante del humor negro («ahora clandestino como casi todo») y aburrido de su vida que, decide, con otros tres amigos, incluido uno que acaba de salir de la cárcel, robar una pequeña y preciada escultura para escapar de la odiosa rutina. Telmo, que así se llama esta vez Gil, escribe además un ensayo sobre el origen de su chiste favorito y deambula por la cinta con un guión presuntamente escrito por Harpo Marx y Dalí. Adaptación de la novela «Hilo musical para una piscifactoría», de Juan Luis Saldaña, el filme resulta, cuando menos, chocante, rocambolesco y absurdo, con esa «China World», por ejemplo, a la que se accede por una tienda de los idems. Pero tanto, que a una le acaba dando hasta un poquito de coraje la historia y los personajes. Por mucho que aparezca el mismísimo Álvaro de Luna, a quien tanto echábamos de menos.

LO MEJOR

La humana verdad que emana siempre de los personajes que encarna José Luis Gil

LO PEOR

Resulta demasiado absurda y rocambolesca; tanto, que acaba dándote un poco igual la historia