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Crítica de cine

«Petra»: Una tragedia humanista

La Razón
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Diretor: Jaime Rosales. Guión: Michel Gaztambide, Clara Roquet y J. Rosales. Intérpretes: Bárbara Lennie, Joan Botey, Álex Brendemühl, Marisa Paredes. España, 2018. Duración: 107 min. Drama.

¿Cómo deconstruir el «fatum» de la tragedia sin que ello afecte a su desgarro emocional? ¿Cómo demostrar que el esqueleto argumental de lo trágico sigue sirviéndonos para explicar algunos de los males de la civilización contemporánea? En «Petra» la crueldad de la palabra se hermana con la fatalidad que implica lo que no se dice. El lenguaje y el silencio en eterna liza para desarticular lo que parece el destino escrito por un demiurgo mefistofélico, que, desde dentro de la diégesis, controla la vida de los que le rodean, bien sean sus presuntos seres queridos, bien sea la recién llegada Petra, artista emergente que aterriza en el taller de Jaume, ese diablo con pinta de burgués indiferente a cualquier drama ajeno, con una agenda oculta. Tremebunda historia de filiaciones disfuncionales y mentiras con pulsión de muerte, «Petra» establece conexiones entre la tragedia y el folletín, sometiéndolas a los dispositivos distanciadores que Jaime Rosales acostumbra a poner en práctica en su cine. Esto es, la historia no se despliega de forma lineal y está dividida por capítulos, que anuncian lo que está por venir o que esconden información. De lo que se trata es de tensionar la trama y la relación del espectador con sus estrategias discursivas, que también incluyen una cámara neutra, que funciona como un observador que transita lateralmente por las secuencias, a veces abandonando a los personajes a su suerte, en fuera de campo. En otras manos que no fueran las de Rosales, esta película podría quedarse en un ejercicio frío, gélido, que neutralizara las emociones que emergen del interior del drama, pero, como ya ocurría en «La soledad», con su célebre Polivisión, el trabajo con las distancias en la puesta en escena facilita la empatía con un argumento que, de otro modo, en su carcasa más despojada, podría despertar rechazo. Si «Petra», después de todas las calamidades que jalonan su camino de espinas, apuesta por el perdón y la reconciliación, es porque Rosales cree, al contrario que Jaume (espléndido Joan Botey, en su debut como actor; le acompaña un reparto impecable, de Bárbara Lennie a Álex Brendemühl, pasando por Marisa Paredes), que la verdad del arte no se calcula según los valores del mercado, que el éxito no mide la catadura moral de la condición humana. En su viaje al fondo de la maldad pura, que el director identifica con la vana comercialización de lo artístico, hay un final esperanzador. Tal vez «Petra» sea la película más accesible de su autor. Lo que es seguro es que es la más humanista.

LO MEJOR

El equilibrio entre la deconstrucción de los mecanismos de la tragedia y su eficacia dramática

LO PEOR

Lo retorcido de su trama puede provocar ciertos problemas de verosimilitud en los menos creyentes