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¿Quién tira del collar?

Jota Linares reinterpreta «Casa de muñecas» en su primer largometraje, cuyo escenario principal es Andalucía
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Jota Linares reinterpreta «Casa de muñecas» en su primer largometraje, cuyo escenario principal es Andalucía.
«Lo que niegas te somete», afirma Daniel Grao de manera rotunda. La idea le viene de la experiencia de interpretar a Abel, su personaje en «Animales sin collar», filme en el que comparte protagonismo con Natalia de Molina. Abel es un joven político cuyo aspecto impecable –siempre recién afeitado, con el pelo perfectamente engominado y una impoluta camisa de lino blanco– quiere transmitir la transparencia de sus intenciones como líder de Andalucía, cargo al que ha llegado gracias a sus promesas de acabar con la corrupción. Sin embargo, para llegar a donde está Abel huyó de un pasado de drogas, alcohol y muerte que ahora amenaza su vida perfecta aunque él se niegue a verlo. Nora (Natalia de Molina), su esposa, se ha encargado durante años de evitar ese desenlace, pero la situación se le sale de las manos cuando un amigo de los viejos tiempos (Ignacio Mateos) comienza a chantajearla. La película, debut cinematográfico de Jota Linares, basada en «Casa de muñecas», de Henrik Ibsen, muestra cómo en su esfuerzo por proteger a su esposo Nora descubre que se ha olvidado de sí misma.
Torpezas emocionales
«Se trata de una interpretación muy libre por parte de Jota. El filme sigue el viaje de Nora, pero mi personaje, de hecho, es el más distinto con respecto a la obra de teatro. Afortunadamente, y aunque queda mucho por hacer, han cambiado los tiempos en las relaciones hombre-mujer, y era necesario que Abel estuviera en el contexto actual. Jota buscaba a un hombre que quiere a su esposa y desea hacer las cosas bien en lo político. Es íntegro, noble, se cree limpio –luego vamos a descubrir que todos tenemos áreas oscuras– y las torpezas emocionales que comete son por inconsciencia», asegura Grao. El director, que ha resaltado su deseo de retratar a mujeres fuertes en esta película, quiso indagar, según explica Grao, en las sutilezas de «la condición humana, que luego se puede traducir en corrupción política, en una deslealtad amistosa o en una infravaloración en la pareja. En la política lo vemos muy claro en el que va, roba, y se aprovecha de una situación, pero donde pone la lupa Jota, y es lo que me parece interesante, es en lo personal. Eso es lo bonito de contar historias, intentar entendernos a partir de ellas».
«Casa de muñecas», que se estrenó en 1879, es considerada por muchos la primera obra de teatro feminista porque en ella su protagonista descubre que su identidad no debe estar ligada a obligatoriamente a su papel como esposa y madre. «Lo que hace vigente a la película en el terreno de la lucha femenina es precisamente que con Abel no estamos hablando de un ser despreciable que tenga a Nora bajo el yugo, sino de una pareja joven, de clase media, con éxito y capacidades y, sin embargo, por parte de Abel hay un dar por hecho que él está en primer plano y ella un poco en la sombra, y también por parte de ella, que de forma natural se coloca ahí. En ese sentido, habla de cómo tantísimos años de machismo están todavía presentes y hay mucha crianza de la mujer para ser cuidadora. En la novela, Nora dice esa frase: “Nunca fui mujer. Pasé de ser hija a ser esposa”. Ojalá viendo la película pueda haber un microdespertar de parte de ellas y de ellos, porque no es cuestión de género».

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