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Stephen Hawking vuelve a andar

«La teoría del todo» opta a cinco Oscar, entre ellos Mejor Película y Actor. Con un Globo de Oro en la mano, el actor Eddy Raedmayne se perfila como firme candidato a lograr la estatuilla por esta película de James Marsh en la que da vida al astrofísico
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Durante el rodaje de «La teoría del todo», el actor Eddie Redmayne realmente aprendió una infinidad de cosas. Para dar vida al astrofíciso Stephen Hawking, el británico se imbuyó de explicaciones sobre el cosmos y al mismo tiempo sobre las profundidades del ser humano. Por ejemplo, aprendió las diferencias entre la pérdida de neuronas en la parte de la corteza cerebral, que ocasiona la rigidez de los huesos y músculos, y los daños ocasionados en la zona cerebral de la columna gris, que provocan que el cuerpo no se pueda sostener por sí mismo. Esa es una de las poéticas que se encierran en la película, que narra la apasionante vida de un científico que ha alcanzado un conocimiento sin igual del universo partiendo de un cuerpo maltrecho. Por eso y por otras razones, «La teoría del todo» es una de las firmes candidatas a salir triunfadora en la próxima entrega de los Oscar, donde aspira a lograr cinco premios en algunas de las principales categorías: Mejor Película, Mejor Protagonista Masculino (Eddie Redmayne), Mejor Protagonista Femenina (Felicity Jones), Mejor Guión Adaptado (Anthony McCarten) y Mejor Banda Sonora (Jóhann Jóhannsson). La película, que se estrena hoy en España, ya ha ganó dos Globos de Oro el pasado domingo en la categoría de Mejor Actor Masculino de Drama y Mejor Banda Sonora.
Las exigencias físicas
El filme cuenta la relación de Hawking con su primera esposa, Jane Wilde Hawking, quienes estuvieron casados más de dos décadas, periodo que coincidió con el diagnóstico de la enfermedad neuronal del astrofísico. El guión está basado en las memorias «Travelling To Infinity», escritas por Wilde y la cinta está dirigida por James Marsh, director inglés conocido principalmente por documentales como «Man On Wire» o «Project Nim». Eddie Redmayne da vida a Hawking. El actor de 32 años ha sorprendido por su fabulosa interpretación, que desde luego será una de sus cumbres a pesar de su todavía joven carrera. No sólo lo personifica físicamente de manera sublime sino que también su interpretación llega a un nivel tal que realmente aparece el científico delante en la pantalla. Según Marsh, fue una verdadera sorpresa que el actor estuviera dispuesto a aceptar el papel en la primera reunión que mantuvieron. «Eddie es un actor muy inteligente. Entendió muy bien la psicología del papel que tenía que interpretar y lo que conllevaba física y emocionalmente. La parte física era algo fundamental y desde el principio lo comprendió a la perfección». Sorprendentemente, Redmayne no tiene formación como actor, sino que estudió historia del arte en Cambridge. «Me pregunto si en la escuela de interpretación te dan una técnica para poder interpretar los papeles, una especie de proceso interpretativo. Yo lo busco en cada papel que hago, aunque no he conseguido encontrar algo que de momento me funcione para todos los papeles», comentaba el actor. El fime apunta a
Parte de ese proceso era, sin duda, entender las exigencias de ponerse en la piel de una persona enferma de Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA). Además, para complicar más las circunstancias, el filme no fue rodado de acuerdo con ninguna lógica narrativa. «Me quería asegurar de que esta película no es la historia de la enfermedad de Hawking. A él no le interesaba su enfermedad. Esta película es una historia de amor poco convencional», dice el actor.
Redmayne se reunió con la coreógrafa Alexandra Reynolds, quien tenía experiencia en el cine, entre otras películas en «Guerra Mundial Z». Reynolds ayudó a los actores de la historia de zombies para conseguir la repetición de movimientos antinaturales, como pueden llegar a serlo los de un enfermo de ELA. Por su parte, el intérprete se involucró hasta el punto de conocer médicos, enfermeras y pacientes del centro Queen Square de Londres para enfermedades neuromusculares. No sólo los médicos y enfermeras, sino especialmente los pacientes, fueron extremadamente generosos con él: «Muchos de los enfermos me permitieron sentir sus manos y sentir el peso de sus cuerpos», comentaba el intérprete.
«El personaje marcado en el rostro»
El actor se empapó con todos los documentales sobre el tema que encontró. Anotando los detalles precisos que necesitaba para interpretar cada escena: qué músculos empezaban a fallar, en qué silla de ruedas estaba en ese momento. Si llevaba una o dos muletas. Durante todo este proceso, la coreógrafa trabajó con él tres días a la semana, ensayando cuatro horas diarias para enseñar al cuerpo cómo manifestarse en cada momento, repitiendo movimientos. De hecho, esta interpretación también tuvo ciertas consecuencias para Redmayne. Mantener el cuerpo en posiciones exigentes como éstas pasa factura, porque son posturas antinaturales. El director pudo observar lo duro que fue para el intérprete británico. «Pude ver cómo Eddie, en ocasiones, salía del personaje y se quejaba del dolor. Daba un grito y se preparaba para la siguiente escena», explica Marsh.
La presencia de un osteópata en el rodaje era clave, y al cabo de las semanas de trabajo, tuvo que recurrir a la acupuntura para solventar sus dolores musculares por el intenso esfuerzo, así como a analgésicos convencionales. Pero no sólo el rodaje fue duro para su cuerpo: también la cara. La maquilladora notó que el lado derecho de su cara empezó a cambiar. Según Felicity Jones, que interpreta a la mujer de Hawking en el filme, «aún hoy en día notas la presencia del científico como si fuera un velo en su cara». «Es algo impresionante: puedo ver que el personaje ha quedado impregnado en el rostro. Eddie es un actor sensacional. Se obsesionó con el papel. Su objetivo era interpretar a este hombre con todo el respeto y veracidad», señala la también candidata a estatuilla. Para Redmayne, sin embargo, los esfuerzos no eran los peor: «lo más intenso de todo el proceso era saber que, por muy duro que fuera aprender esto, yo sería capaz de irme andando del set de rodaje todas las noches. Sin embargo, las personas que realmente padecen esta enfermedad, no pueden».

El beso de aprobación

Lo más difícil de conseguir en una producción biográfica suele ser la aprobación del propio protagonista. La exigencia de rigor y cuidado a la hora de tratar la vida que se quiere llevar al cine se multiplica aún más si se trata sobre la mente brillante de Stephen Hawking. En este caso, «La teoría del todo» cuenta con el beneplácito del propio astrofísico, que durante el visionado del filme realmente se conmovió con la interpretación de Redmayne. Hawking alabó su actuación, según contó el director James Marsh, y llegó a reconocer que en ocasiones se veía en la pantalla. Este halago compensa el trabajo de preparación que el actor tuvo que hacer, durante el que visitó a varios pacientes de ELA e incluso elaboró sus propias tablas con las distintas fases de la enfermedad. Stephen Hawking pasó mucho tiempo con los actores y el equipo durante la primera semana de rodaje, pero lo más tenso fue escuchar su valoración el primer día de filmación, según cuenta Felicity Jones, que interpreta a la primera esposa del astrofísico en la cinta. Mientras todos se mantenían expectantes para leer lo que escribía, un divertido Hawking solamente pidió un beso a la actriz. Se entiende que, lejos de crítica, Jones conquistó al científico desde la pantalla igual que Jane lo consiguió un día.

El detalle

De una boda, a otra
Stephen Hawking se casó en 1965 y su boda se revive con precisión en el filme gracias al parecido de Eddie Redmayne con el astrofísico. El actor, después de figurar su casamiento con Jane Hawking (Felicity Jones), se ha vuelto a vestir de novio, pero para celebrar su matrimonio con Hannah Bagshawe. La pareja se casó a mediados de diciembre e interrumpieron su luna de miel por la gala de los Globos de Oro en la que el actor se llevó el galardón.

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