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«The Party»: una fiesta corta pero punzante

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Sally Potter no le gusta el modo en que la gente se esconde tras las ideologías y los convencionalismos. Cree que bajo la correción política de los ingleses de bien se esconden sapos y culebras. Y está más que encantada de levantar esa alfombra y airearla en «The Party», que según la propia realizadora británica, «es una comedia envuelta en una tragedia». El objetivo, dice, «es invitar a la risa en el filo de un cuchillo a través del ojo inquisitivo de la lente, que filma a un grupo de personas que fracasan abismalmente para mantener su propia línea ideológica de lo que es moral y políticamente correcto».

Janet (Kristin Scott-Thomas) es la anfitriona de este encuentro rápidamente improvisado de cinco personas tras enterarse de que Janet ha sido nombrada ministra de Sanidad del partido en la oposición. Cada uno, desde su marido, a sus amigas (dos lesbianas y la realista April a la que da vida Patricia Clarkson) y a un quinto invitado desparejado, acuden al encuentro con una buena ristra de secretos y medias verdades que, en una deriva envenenada del filme (tan concentrado que solo dura 70 minutos), irán saltando por los aires. «Todo queda expuesto y ya no hay donde esconderse», advierte la directora, que siempre tuvo en mente el «¿Quién teme a Virginia Woolf?» de Mike Nichols y el clásico de Buñuel «El discreto encanto de la burguesía» para plantear este toma y daca muy teatral en un único espacio: una casa acomodada presumiblemente de Londres.

La catarsis de la verdad

Por boca de sus personajes, Potter dispara contra el feminismo, la democracia, la religión, etc, o más bien contra la idea manida que tenemos de estos asuntos y la manera en que los acomodamos a nuestra conveniencia. Solo el poder catártico de la verdad, a la que los personajes se ven obligados, permite desnudar al hombre ante sus dudas y miedos reales: «La película se asoma a las sombras y mira fijamente las caras de estos personajes en su momento de crisis, una crisis que se desarrolla a medida que cada uno empieza a decir la verdad. Es el poder sanador de la risa ácida».

Sally Potter cuenta con un reparto de excepción para llevar su salvaje fiesta hasta el sorprendente clímax final: actores de primer orden en Reino Unido (y más allá) como Kristin Scott-Thomas, Patricia Clarkson (premiada por los British Independent Awards), Emily Mortimer (quien estuvo hace poco en la gala de los Goya), Bruno Ganz y Timothy Spall. En el pasado festival de Cannes se estrenó esta cinta que su productor, Christopher Sheppard concibe como un título de otro filme mucho más masivo: «Fast and furious», es decir «rápido y furioso».