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«Vivir dos veces»: contra el alzhéimer, amor

«Vivir dos veces»: contra el alzhéimer, amor
«Vivir dos veces»: contra el alzhéimer, amorlarazon

Querer vivir más de una vida es una idea con la que todos hemos fantaseado alguna vez. Tener las herramientas necesarias para poder hacerlo es algo menos factible a pesar de que Emilio, el protagonista del nuevo trabajo cinematográfico de la directora María Ripoll, se resista a asumirlo. En «Vivir dos veces», el apagón progresivo de los recuerdos de este profesor de matemáticas jubilado enfermo de alzhéimer, lejos de disminuir sus ganas de bucear en el pasado, le impulsa a intentar reencontrarse con el amor de su vida con la ayuda y el respaldo de su hija. «He hecho esta película con la firme intención de recuperar el romanticismo en una época tan inmediata y tan tecnológica como la que estamos viviendo. Estamos más desconectados con el sentimiento, con el prójimo, con la familia. Por eso me parecía necesario hacer algo así», comenta la cineasta. El abandono progresivo y en ocasiones intencionado de nuestros mayores es algo que aparece reflejado de forma significativa en una cinta que escoge el deterioro físico y mental de una mente prodigiosa como la de Emilio (interpretado por Óscar Martínez) para diseccionar todas las trampas y los engaños sobre los que se ha construido la vida de su hija Julia (a quien da vida Inma Cuesta) y su nieta Mafalda. «Julia se da cuenta en un momento determinado de que nada de lo que tenía estructurado y calibrado en su cabeza la hace realmente feliz. Poco a poco va desectructurándose, quitándose capas hasta convertirse en otra mujer capaz de tomar decisiones que verdaderamente consiguen cambiar el rumbo de su propia existencia», señala Inma Cuesta sobre el personaje al que interpreta. Después de su anterior trabajo, «No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas», Ripoll vuelve a bucear en los límites de la comedia pero con el añadido siempre presente de la tristeza como contrapunto: «El humor utilizado en esta cinta no se ríe de la enfermedad, sino que utiliza sus propias consecuencias (pérdida de memoria) para activar el cambio de los personajes». Y algunas de las situaciones que figuran en este trabajo son extremas, simplemente porque la vida también lo es.