Crítica de cine

Will Smith: «Perder a mi padre me cambió para siempre»

Conocido por sus comedias desde su etapa de juventud, aborda ahora el dolor de la pérdida y las maneras de sobreponerse a ella en el drama navideño «Belleza oculta», cuyo rodaje coincidió con la muerte de su progenitor

Will Smith: «Perder a mi padre me cambió para siempre»
Will Smith: «Perder a mi padre me cambió para siempre»larazon

Conocido por sus comedias desde su etapa de juventud, aborda ahora el dolor de la pérdida y las maneras de sobreponerse a ella en el drama navideño «Belleza oculta», cuyo rodaje coincidió con la muerte de su progenitor

¿Cómo se recupera uno de una gran pérdida? ¿Se puede ser feliz después de sufrir un inmenso dolor? Will Smith aborda estas cuestiones en «Belleza oculta», en la que su personaje Howard, un publicista de éxito, se aisla del mundo después de la muerte de su hija de seis años. De esta forma, sus amigos y empleados, interpretados por Edward Norton, Michael Peña y Kate Winslet, contratan a tres actores, Keira Knightley, Helen Mirren y Jacob Latimore, para hacerle volver a la realidad. Con un sabor quizá demasiado agridulce para el público estadounidense –sólo ha hecho una taquilla de ocho millones de dólares–, Smith reflexiona en esta época de Navidad sobre estos asuntos a un público todavía acostumbrado a verle en películas de comedia.

–En estas fechas tan señaladas se propone hacernos pensar.

–Recuerdo crecer con estas cintas de Navidad que son de fantasía, pero que a la vez abordan asuntos muy profundos. Lo que me gusta de mi personaje es que era un hombre para el que la vida iba perfecta. Lo tenía todo. Entonces, sufre una gran pérdida y tiene que reponerse. Necesita volver a encontrar la alegría. Para ello, tiene que salir del estado mental en el que se encuentra. En un principio, piensa que puede arreglar todos los problemas en su cabeza. Pero también debe aceptar las heridas de la vida para poder sobreponerse. A veces hay que sufrir y soltar lastre. Entonces, se puede ver la belleza oculta que hay en las cosas.

–Usted sufrió una gran pérdida durante el rodaje...

–A mi padre le diagnosticaron cáncer y le dieron seis semanas. Por eso, fue un momento especial para la película vivir cómo nos recuperamos de este tipo de noticias, y a la vez compartir eso con él mientras nos enfrentábamos a su enfermedad. A la vez que lo hacía en el filme lo sentía con mi padre. Llevar el dolor de su ausencia me ha cambiado para siempre. Para mí, el gran desafío del final del camino de la existencia es cómo abordamos la muerte y la pérdida.

–Hay tres personajes que interpretan al tiempo, el amor y la muerte. ¿Qué le tortura más?

–Nada más que el amor. Incluso, cuando estaba asumiendo la muerte de mi padre, durante la recuperación, le dije a mi mujer: «Jada, no me quieres lo suficiente». Y me empecé a plantear ciertas cosas. También le dije: «Necesitamos pasar más tiempo juntos porque un día vamos a morir». La búsqueda del amor para mí es más fuerte que la pérdida de la muerte o la desesperación de esperar que el tiempo pase.

–Ha cambiado la elección de sus papeles. Ya no le vemos siempre en comedias...

–Creo que últimamente me están pasando cosas que me permitien entender a personajes más complejos y profundos. Al ser un artista, yo soy la herramienta. Por ejemplo, mi hija acaba de cumplir 16 años. Y la veo salir de casa con el coche porque, claro, se acaba de sacar el carnet de conducir... Pero, para mí, es mi pequeña (Suspira). Por eso, ahora puedo trabajar con diferentes texturas, como por ejemplo un padre con una niña adolescente. Ya hace 30 años que saqué mi primer disco. Era un crío entonces. Ahora intento hacer cosas más complejas.

–La vida le ha hecho cambiar...

–Hay muchos momentos que la cambian. Uno fue cuando nació mi hija Willow. Entonces, me senté con Jada. Cuando lo hice y las miré a las dos, fue el momento más pleno de mi vida. Nunca he sentido tanto amor. Por eso, creo que sin darme cuenta persigo ese momento cada día.