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Clara Sánchez: «Ésta es una novela contra la intoxicación sentimental»

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Clara Sánchez es una mujer que vive dentro de la literatura y cada gesto, cada imagen puede sembrar la idea de su próxima novela. En «El cielo ha vuelto», obra con la que ha ganado el LXII Premio Planeta, la idea vino al ver una modelo en una revista. «Era una chica que reflejaba una imagen lánguida, que parecía no querer decir nada, pero que no podía esconder cierto miedo y angustia en la mirada», comenta. A partir de aquí surgió la idea de dar voz a estos iconos de la imagen, rastrear sus dramas, sus miedos y descubrir al ser humano que esconden.
-Ha dicho que esta es una historia de la duda, la desconfianza, la sospecha. ¿Podríamos hablar de novela hamletiana?
-Siempre jugamos con los mismos mitos. En realidad, está todo dicho, lo que cambia es la forma de decirlo. La novela incluso tiene una estructura mítica, de héroe clásico. Patricia, la protagonista, sería un trasunto de Ulises, que se ve obligada a vivir una aventura que la transformará. Cuando vuelve a casa ya es una persona totalmente diferente, sale de su estado de inocencia y se convierte en alguien capaz de adaptarse a su nuevo entorno.
-Llegó a conocer a la modelo que inspiró el relato. ¿Qué es lo que más le chocó de lo que le dijo?
-Me sorprendió que me dijera que estaba empezando a ver que estaba perdiendo pie, que se iba haciendo mayor y sentía que la relegaban, que cada vez aparecían chicas más jóvenes que le hacían sentir más insegura. En el fondo, lo que nos pasa a todos es que siempre acaba por venir alguien que es mejor que tú.
-Una vidente le dice a la modelo que alguien de su entorno desea su muerte y a partir de ahí entra en una paranoia en la que desconfía de todo el mundo. ¿Es un thriller» psicológico?
-No es una novela de género, pero sí que podría describirse como un «thriller» psicológico, cómo Patricia ve cómo su vida cambia de arriba abajo por una sospecha y empieza a mirar de otra forma a lo que antes había dado fuerza moral a su vida, su marido, sus padres, su hermana. Descubre que vive instalada en una mentira e intentará desentrañar la verdad. El problema es que esa mentira no es ajena, la lleva dentro y tendrá que desenmascararse a sí misma, que eso es lo más duro que uno pueda atreverse a hacer.
-¿La novela es una crítica a nuestra sociedad de la imagen?
-El problema nunca está en la imagen, sino en quien la mira. Tendemos a deshumanizar la imagen, a no ver una persona real detrás. Y si deshumanizamos la imagen, entonces creamos una sociedad desalmada. La imagen que reflejan las revistas es plana y nos está convirtiendo en seres planos.
-¿La desconfianza de la protagonista podría ser una metáfora de la que vivimos ahora como sociedad?
-Por supuesto. Yo no escribo novela social, ni política, ni con mensaje, pero vivo anclada en una realidad de la que me es imposible desprenderme. En los últimos años nos han obligado a desconfiar de lo que antes teníamos como seguro, y esto genera un vértigo y una desazón que paraliza. No hay ninguna moralina en la novela, pero está muy anclada en mi forma moral y ética de percibir el mundo.
-También se habla de ciertos apuntes eróticos, ¿son relevantes en la trama?
-No, sólo hacen referencia a la protagonista, que tiene un marido, un pintor sin éxito, y que sí tiene relaciones y sirven para dotar de carácter al personaje, pero no es un eje esencial.
-Sorprende que en una novela que parece muy anclada en el presente introduzca el elemento de la adivina, Viviana.
-Esto también hace referencia al presente, donde cada vez hay más personas que se ponen en manos de estos adivinos o elementos mágicos para intentar comprender mejor sus problemas y buscar soluciones. En la actualidad, mucha gente, sobre todo si está en momentos complicados, con el horizonte un poco perdido, necesita algo a lo que aferrarse y una guía con la que salir del atolladero. Y hay personas de éstas que pueden ser muy sugestivas y te llevan al huerto.
-El amor y su lado más perverso y manipulador es otro de los temas de la historia.
-El amor puede ser muy vampírico y adictivo, tanto para bien como para mal. A veces hay que luchar mucho para alcanzar la independencia sentimental. Desde luego, no es una novela contra el amor, que es el motor que lo mueve absolutamente todo, pero sí que es un libro en el que la protagonista busca una cierta desintoxicación sentimental.
- Ya prepara una nueva novela o es de las que necesitan desintoxicarse durante un tiempo de la última
- Siempre estoy escribiendo y no lo hago. Cuando estoy enfrascada en una novela llega el momento en que me pongo a fondo, pero hasta entonces me voy distrayendo. Lo que sí se es que si pasan unos meses sin escribir, noto que ya no disfruto de la vida. Cuando estás en medio de una novela tienes ganas locas de acabar, de ir al cine, a cenar con amigos, pero cuando ya no escribes no ves ningún valor.