Yo sí, yo sí como patatas
Todo, todo está al revés en estos últimos tiempos en España y en Asturias en particular
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Antes de nada, les propongo algo. Verán. Desde su teléfono móvil -su Smartphone- busquen en YouTube lo que a continuación entrecomillo: “yo sí como patatas”. Tendrán la oportunidad de ver uno de los primeros anuncios de televisión en España, allá por los años sesenta. En él nos describen, los diversos aprovechamientos y características organolépticas del tubérculo en cuestión, la patata, y las diversas maneras de prepararla, culinariamente hablando. Andaba la patata en aquellos tiempos, entre las 5 y 7 pesetas/kilo.
Así que, entre retrasmisiones de corridas de toros, partidos del Real Madrid y promoción de las patatas españolas, parece ser, distraía el régimen franquista a través de la tele al personal, según cuentan algunas lenguas no muy versadas, tendenciosas y algo mentirosillas. Pero en fin, démoslo por bueno en este caso.
Llegados al año 2023, hoy, donde los toros están prohibidos, el futbol para verlo hay que pagarlo -sí o sí- y estando las cosas como están, ¡como para pagar futbol está la cosa, vaya! y un kilo de patatas ronda las 350 pesetas de antes, a los españoles y asturianos por ende, ya no hay quien nos distraiga con absolutamente nada.
Y es entonces señor, que nos da por pensar en maldades y cosas de poco, muy poco provecho; al punto de que si uno comete una fechoría y gorda, no pasa nada. Se cambia de sexo y a otra
cosa. Permítanme esta licencia demagógica y poco enriquecedora y ponerle al tema un tinte jocoso, ya que de tomarlo en serio, me pasan unas cuantas ideas por la cabeza para solucionarlo,
pero que ni cambiando de sexo estoy dispuesto a asumir por lo tremendamente bárbaras que son.
Todo, todo está al revés en estos últimos tiempos en España y en Asturias en particular. Yo que pasé muchos momentos de mi infancia viviendo frente a un gran monte “la mortera” en Oviedo, no recuerdo nunca en la vida haber visto un incendio en aquellos parajes de semejantes ni parecidas características al de estos días pasados. Esta semana he visto en Oviedo y otros puntos de Asturias, arder los montes llenos de vida, porque a uno o varios ociosos, que ni tienen corridas de toros por televisión para ver, ni les echan por la tele gratis ningún partido del Real Madrid, ni casi pueden comprar unas patatas y unos huevos y hacerse una tortilla de patatas, se les ha puesto en el moño o convencidos sabe Dios por quien o porqué inconfesables intereses, dar fuego a nuestra tierra sin el menor pudor o vergüenza.
O es que acaso alguien puede asegurar, que con medidas, hoy inexistentes o no puestas en práctica aunque aprobadas, ¿no se habrían podido evitar muchas de las cosas que estos días han sucedido?. ¿Acaso están ejecutadas todas las medidas en prevención de incendios?. De no estar -que no lo están- ¿cuál es la poderosa razón para que no lo estén?. Pocas o ninguna respuesta, para tantas preguntas. Pero todo ello podría ser tema a desarrollar en otra próxima intervención en este periódico, por, hoy, falta de espacio.
Pero éstos y otros imbéciles, estos abominables hijos de Satanás, que en su día algunos de ellos hasta hubieran podido haber leído en las páginas de “El Principito” de Saint-Exupery, aquello
que en el libro dice “llegamos a este mundo sin nada y nos vamos sin nada; excepto lo vivido, compartido, amado, reído, bailado, disfrutado; todo lo demás es prestado”, pues no se dan
cuenta los muy cretinos, que efectivamente, también ellos viven de prestado; y que si ahora en la tele no tenemos cosas que nos sujeten a ella, como antiguamente, es porque tenemos -
afortunadamente- más libertad, aunque no sepamos consumirla o usarla, como todos los días estamos demostrando.
Alentaba estos días pasados a los asturianos, un periodista en un diario nacional, a volver a nuestras tradiciones; a rezar a la Santina -cosa que quien escribe siempre hace en sus escritosy que a toda esa banda -inducida o no- les hagamos lo mismo que hicimos con los moros en su día, y por simpatía, esto, se extendiera a toda España como el fuego del que son despreciable y
míseramente culpables.
Así que ruego a nuestra Madre la Santina de Covadonga, ayude a poner a los culpables a buen recaudo para que no vuelvan a tener oportunidad de destruir Asturias. Y que nos siga
manteniendo al amparo de su manto, como es lo acostumbrado. Y, si acaso, que vuelvan los toros, y que nos den partidos del Real Madrid gratis por la tele, y que
nos sigan dando buenos consejos, como el que nos daban en el anuncio de “yo sí como patatas” sobre el consumo de la mismas. Y si son españolas, mejor; y si fueran asturianas, ni les cuento…
Permítanme para acabar, una pequeña licencia familiar. A mi nieto -Guillermo- le llamo cariñosamente “patatita”. Le encantan las patatas fritas sin sal.
Acuérdense de estas cosas comentadas anteriormente y otras, cuando próximamente les toque ir a votar.