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¿Se arregla el problema catalán en el psicólogo?

Jared Diamond publica un estudio en el que aborda cómo las naciones más poderosas afrontan sus horas más difíciles tejiendo paralelismos con el comportamiento humano

Manifestantes en Barcelona
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Jared Diamond publica un estudio en el que aborda cómo las naciones más poderosas afrontan sus horas más difíciles tejiendo paralelismos con el comportamiento humano

Entre sus más acérrimos admiradores se encuentran Bill Gates o el psicólogo y científico Steven Pinker, que ya destacó la aparición de este libro, en el que «el autor nos revela cómo algunas sociedades han superado durísimas crisis, de las que podemos sacar lecciones vitales en estos tiempos tan difíciles». Estamos hablando de Jared Diamond, cuyos intereses en el campo de la ciencia lo llevaron en un principio al campo de la fisiología evolutiva y la biogeografía. Diamond ya sorprendió con libros como «Armas, gérmenes y acero» y «Colapso»,sobre el auge y la caída de las civilizaciones. Ahora, con «Crisis. Cómo reaccionan los países en los momentos decisivos» (traducción de María Serrano) culmina una trilogía sensacional, de profunda vocación pedagógica y enfoque realmente original.

Contar con los (países) amigos

Su visión es contemplar a las naciones como personas, una mirada que para el escritor confiere una gran ventaja, pues «a quienes no son historiadores el tema de las crisis personales les resulta más cercano y más comprensible», facilitando su identificación con las crisis nacionales y entendiendo mejor sus complejidades». Así, estudia una serie de factores que dieron pie a diferentes desenlaces en algunas crisis nacionales, y la manera en que se pueden trasladar directamente a casos de problemas personales. «Por ejemplo, cuando las personas atraviesan una crisis, a menudo cuentan con la ayuda de sus amistades. Igualmente, los países en crisis pueden contar con la ayuda de otros países aliados». Al comienzo, Diamond pone un par de ejemplos de su propia experiencia biográfica para demostrar la concepción de su punto de vista, como el Reino Unido de los años 1950 y 1960, «un momento en el que el país estaba atravesando una paulatina crisis nacional» al estar inmerso en un cataclismo económico y teniendo que lidiar con su dudoso papel en Europa y las oleadas de inmigrantes. En ese momento con cedióla independencia a sus colonias africanas, y hoy, sesenta años después, «el país es un mosaico de su nueva identidad y de la antigua», tras haber renunciado a su imperio y convertido en una sociedad multiétnica, consolidándose en su modelo de Estado de bienestar.

Un ejemplo de cómo, tras profundas dificultades, o pese al Brexit, sigue estando entre los seis países más ricos del planeta. El paralelismo de un caso como este con cómo reaccionaríamos los humanos está servido. Y es que las presiones que nos obligan a incorporar transformaciones a nuestra vida valen tanto para lo particular como para lo general, tanto para un individuo concreto como para todo un imperio. «Estas crisis pueden estar ocasionadas por presiones externas, como ocurre cuando a alguien lo deja su pareja, o enviuda, o cuando un país se ve amenazado o atacado por otro». Por otra parte, «las crisis también pueden venir ocasionadas por presiones internas, como ocurre cuando una persona sufre una enfermedad o cuando una nación padece un conflicto social». El quid de la cuestión será saber gestionar tales presiones externas e internas, lo cual obligará a adoptar lo que Diamond da en llamar «cambios selectivos». Es decir, saber identificar cuáles son los rasgos que van bien y no hay que cambiar, y cuáles han dejado de funcionar y sí deben modificarse.

Siete ejemplos

Para desarrollar todo ello, Diamond eligió siete países que conoce muy bien: Finlandia (su crisis estalló con el bombardeo por parte de la URSS en 1939, pero resurgió de sus cenizas convirtiéndose en un país próspero); Japón (su política de aislamiento acabó en 1853, cuando su sistema de gobierno fue derrocado y se decidieron cambios drásticos que revolucionaron su progreso); Chile (una excepción de tradición democrática a pesar de la dictadura de Pinochet); Indonesia (un golpe de Estado en 1965 lo cambió todo para el país, el menos industrializado de los que se estudian); Alemania (que se vio obligada a confrontar su legado nazi); Australia (forzada a cuestionar su identidad británica); y Estados Unidos (analiza cuatro crisis que podrían socavar su poder mundial), con un enfoque siempre ricamente comparativo.

Con independencia de los casos que se desarrollan, de interés máximo, destaca el primer capítulo de forma especial. En él, Diamond rememora crisis propias y plantea disquisiciones psicológicas, como los métodos de la llamada «terapia de crisis», desarrollados ante tragedias humanas terribles, además de aportar la información de doce factores que contribuyen «a establecer una mayor o menor probabilidad de resolución de las crisis personales»: desde el reconocimiento de encontrarse en una hasta la «ausencia de constreñimientos personales», pasando por actitudes que tienen que ver con la paciencia («asunción de los fracasos personales»), fortalecer el ego («identidad nacional»), aceptar ayuda externa, autoevaluarse honestamente o ser flexibles. Algo que luego va adaptando a los siete casos nacionales, de manera magníficamente vivaz, inteligente y erudita, demostrando que hay en verdad aspectos análogos entre la vida individual y la sociopolítica global.