...Consuelo de tontos

La pasada semana repasaba cómo afectaba la crisis a diversos teatros de ópera europeos con el título «Mal de muchos...». En los últimos días incluso ha habido novedades. En Roma se paró ayer una nueva huelga que afectaría a esa «Manon Lescaut» que supone el encuentro entre Muti y Netrebko, pero se teme el cierre del teatro. El Ministro para las Artes de Sajonia ha cancelado el contrato a Serge Dorny como nuevo intendente. Dorny llevaba un par de meses haciendo lo mismo en Lyon, pero ha chocado con Thielemann y éste es quién ha ganado. Dorny no se incorporará en septiembre. Dominique Meyer, director de la Ópera de Viena, ha declarado que no tiene fondos suficientes para ejecutar la próxima temporada y que empezará el déficit en la célebre institución...

En España siguen complicándose las cosas. Los políticos crean problemas adicionales en vez de resolverlos. Así el consejero de cultura de la Junta de Andalucía se dedicó a criticar el sueldo de Pedro Halffter como director de la Orquesta de Sevilla porque triplica el de su presidenta, Susana Díaz. Otro tanto ha sucedido en Valencia con la consejera valenciana respecto a lo que cobra Zubin Mehta comparado con Alberto Fabra. ¿Estos señores pretenden que un Mehta gane 65.000? Los artistas pueden hacer favores, por ejemplo, Barenboim no ha cobrado algunos de sus conciertos a Aijón, pero no eterna beneficencia. Para colmo opinan sobre la nacionalidad que debe tener un titular. Señores, ustedes nombran al director de su teatro, le aprueban estatutos y presupuesto y éste decidirá las cuestiones artísticas. Si tanta afición tienen a estas últimas, dejen sus cargos y dedíquense a ellas. Quizá les fuese mejor a ustedes y a todos nosotros. Y los teatros, tanto en Sevilla como en Valencia, están realizando esfuerzos considerables, con imaginación, presentando programaciones que combinan interés con popularidad, haciendo de tripas corazón con Bocelli grabando «Manon Lescaut» en el teatro tras la suspensión de las funciones programadas en les Arts y recuperando el título para la próxima temporada. En Bilbao tampoco hay un duro. Han de pasar de siete a cinco títulos y no tienen ni para indemnizar a la mezzo que se lesionó en plena representación de «Rigoletto» rompiéndose clavícula y costillas. No ya por las actuaciones que hubo de cancelar, sino ni siquiera por las que le quedaban de cantar en ABAO. No sorprende que el Real alquile su escenario para cenas, en las que los invitados entran por el pasillo central y suben a él como dioses, se sientan y cenan mientras el duque de Mantua entona «La donna è mobile» desde un palco y los técnicos esperan cruzados de brazos a que terminen para volver a montar el decorado de turno. ¡Qué pena todo, aquí y allá!