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Estreno

Crítica de "La amiga de mi amiga": un Rohmer "queer" ★★★★☆

Dirección y guión: Zaida Carmona. Guion: Z. Carmona y Marc Ferrer. Intérpretes: Zaida Carmona, Alba Cros, Rocío Saiz, Thais Cuadrent. España, 2022. Duración: 89 minutos. Comedia.

Un fotograma de "La amiga de mi amiga"
Un fotograma de "La amiga de mi amiga"Imdb

Una retrospectiva de las deliciosas “Comedias y proverbios” (con el maravilloso plus de “El rayo verde”) de Rohmer en la sala Zumzeig de Barcelona es el esqueleto intertextual que “La amiga de mi amiga” utiliza para ‘queerizar’ el discurso sobre lo efímero del amor y los caprichos del azar del cineasta francés. No es nada sorprendente que ese discurso sea lo suficientemente permeable para abandonar su recalcitrante orientación heterosexual, porque su modernidad radicaba en entender el deseo como la tensión entre lo recto (lo normativo) y lo oblicuo (la necesidad de habitar una línea de fuga).

Lo más hermoso de la película de Zaida Carmona, con su ‘look’ amateur y la contagiosa frescura de su tono, es que la admiración por Rohmer se traduce en una personalísima reinterpretación de su fórmula magistral. Si Carmona se expone a interpretarse a sí misma -como lo hacía Nanni Moretti en sus comienzos, o incluso Woody Allen-, es porque cree en lo que cuenta, y lo que cuenta, que son los cruces amorosos de cinco lesbianas en la escena cultural barcelonesa, es también la celebración de una manera desprejuiciada de desearse, de amarse a ratos y a impulsos, de cruzar sin traumas las líneas de flotación de la monogamia.

No es que los personajes no sufran, sino que la energía positiva del cine les impulsa a tragarse con humor sus neurosis. Cuando Zaida les explica a sus amigas sus alambicados líos amorosos en un solo plano sostenido, la película se mira a sí misma con la ironía de quien sabe que, de estar vivos en 2023, los personajes de Rohmer también habrían usado apps de contactos.

Lo mejor:

La frescura y la energía con que reinterpreta los romances rohmerianos en clave ‘queer’.

Lo peor:

Que su aparente ‘amateurismo’ se confunda con descuido formal.