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Crítica de "Un año difícil": activismo de pacotilla ★★

Dirección y guion: Olivier Nakache y Éric Toledano. Intérpretes: Pio Marmai, Noémie Merlant, Jonathan Cohen, Mathieu Amalric, Luàna Bajrami. Francia, 2023. Duración: 120 minutos. Comedia.
Un fotograma de "Un año difícil"
Un fotograma de "Un año difícil"Imdb
La Razón
  • Sergi Sánchez

    Sergi Sánchez

Barcelona Creada:

Última actualización:

Tal vez animados a reproducir la dinámica de pareja profesional que ha guiado su trabajo como cineastas, la mayor parte de la filmografía de Olivier Nakache y Éric Toledano ha explotado la fórmula de la ‘buddy movie’ introduciendo pequeñas variables a una ecuación sin incógnitas. Ahora, en “Un año difícil”, el accidente es un interés romántico, con lo que parecen volver a sus orígenes (“Y tan amigos”, con un Depardieu que ya olía a cancelación), pero lo que permanece es la energía de lo doble, los caracteres que se oponen o se alían o se pelean o se apoyan en una cadena de acción-reacción completamente previsible, que oscila entre la ‘bromantic comedy’ y el ‘dramedy’ de sobremesa.
Como “Intocable” o “Especiales”, “Un año difícil” también tiene un sesgo social. Si nos hemos percatado, por su currículum, de que Nakache y Toledano están siempre del lado de las víctimas -los inmigrantes o los chicos de las ‘banlieue’, los discapacitados o los autistas- y sus protectores -los educadores solidarios y los activistas de las ONG-, ahora es importante que sepamos que están al tanto de que el capitalismo solo crea monstruos, criaturas capaces de pisar cabezas en el “Black Friday” o de endeudarse de por vida pidiendo préstamos como quien come palomitas.
Lo más interesante de la película es la descripción de la jornada de un trabajador del personal de tierra de un aeropuerto (Pio Marmaï), que se saca un sobresueldo con los restos del naufragio del consumismo itinerante sin tener donde caerse muerto. Es lo más cerca que están Nakache y Toledano de retratar una realidad económica en estado de demolición. Todo lo demás, empezando por la pareja cómica de Marmaï, un suicida verborreico, y acabando por la activista ecológica que interpreta Noémie Merlant, pasando por el montaje musical de protestas antisistema, los gags torpes y los flirteos con la comedia romántica, es pura calderilla.
Lo mejor:
La presentación del personaje de Pio Marmaï, singular descripción de la nueva pobreza creada por las dinámicas del capitalismo.
Lo peor:
Su activismo antisistema es de pacotilla, casi una excusa argumental