Crítica de "La bala de Dios": cómo vengarse de Satán y no morir en el intento ★

Dirección y guion: Nick Cassavettes, según la novela de Boston Teran. Intérpretes: Nikolaj Coster-Waldau, Maika Monroe, Karl Glusman, January Jones. USA, 2023, 156 min. Género: Thriller.

A Nick Cassavetes dos horas y media se le hacen cortas para decidir qué clase de película quiere hacer con “La bala de Dios”. ¿Un chusco neo-noir, entregado al espectáculo del trauma y la ultraviolencia, con derivas puntuales a los culebrones de televisión por cable? ¿Un ‘torture porn’ con sectas satánicas de por medio? ¿Una relectura de “El justiciero de la ciudad” para nostálgicos de una serie B inexistente, hecha a mayor gloria de los amantes del ‘death metal’? La historia de este policía católico convertido en vengador tatuado, que busca desesperadamente a su hija, secuestrada por una réplica tuneada de la banda de Charles Manson, con la ayuda de una autodestructiva víctima de la secta, da vueltas sobre sí misma como una peonza ensangrentada, encontrando lo que parece su razón de ser en un montaje alterno de secuencias violentas y conversaciones supuestamente profundas sobre la maldad de la naturaleza humana. El resultado es un collage tan bizarro como pomposo, filmado con la (falsa) intensidad de alguien que está convencido de que tiene algo importante que decir.

Lo mejor: A veces parece acercarse al cine de S. Craig Zahler.

Lo peor: Su insoportable metraje y sus delirios de grandeza.