Crítica de "Blue Beetle": abajo los imperialistas ★½
Dirección: Ángel Manuel Soto. Guion: Gareth Dunnet-Alcocer. Intérpretes: Xolo Maridueña, Bruna Marquezine, Susan Sarandon, Becky G. USA, 2023, 127 min. Género: Superhéroes.
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Leo que el 29 por ciento de la taquilla estadounidense procede de los espectadores latinos, lo que explica la existencia de una película de superhéroes como “Blue Beetle”. En lo que podríamos llamar un ejemplo más de cine demográfico, que podría haber tenido su destino en las plataformas de streaming, la Warner ha rebuscado en el fondo de armario de los superhéroes de saldo de la DC y ha dado con este ‘exploit’ de “Spiderman” para satisfacer el algoritmo de las multisalas en la agonía veraniega, pensando en todo ese público latino que busca una imagen superlativa en la que reconocerse y que no ha encontrado en el fenómeno “Barbenheimer”.
Jaime Reyes es un Peter Parker mexicano. Recién graduado, vuelve al hogar en Ciudad Palmera para descubrir que su familia está a punto de ser desahuciada por la típica gran corporación desaprensiva que se ha convertido en el paradigma de la encarnación del Mal para el Hollywood actual. Esa gran empresa, cuya cabeza visible es la perversa Victoria Kord (Susan Sarandon contando billetes), está fabricando un arma mortífera a partir de un artefacto alienígena en forma de coleóptero, que acabará colonizando, por el bien común y el tedio de la platea, el cuerpo y la sonrisa infinita de Reyes.
Al grito de “Abajo los imperialistas”, la abuela Reyes lidera la revolución anticorporativista que emprende el mundo obrero latino para proteger la unidad familiar. Apelando al ecosistema cultural mexicano -la telenovela “María, la del barrio”, el personaje de Chapulín Colorao, incluso el escarabajo vampírico del “Cronos” de Guillermo del Toro-, y utilizando a la familia Reyes como representación, entre cálida y pegajosa, de todo aquello que los blancos ricos nunca serán, el filme culmina su programa ideológico con la venganza de toda una raza contra sus explotadores. No sabemos si Hollywood está afilando su cinismo o si, por el contrario, ha decidido que solo las minorías pueden salvarle de la quema.
Estrategias políticas aparte, es penoso que la Warner considere que el público latino solo se merece las migajas, la basura digital de lo que vendría a ser una película de superhéroes estándar. Los efectos son pobres, las soluciones dramáticas -¡ese encuentro evangelista entre padre e hijo en el cielo!- provocan sonrojo, los decorados son propios de una serie B de cartón piedra y los diálogos parecen escritos por una inteligencia artificial. Ni el peor enemigo de la DC habría soñado con una pesadilla como “Blue Beetle”.
Lo mejor: que la película evite en todo momento el trauma de la doble vida típico en los relatos iniciáticos de superhéroes.
Lo peor: es fea, pobre, hortera, un subproducto disfrazado de lentejuelas digitales.