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Crítica de "Blue Jean": un lugar en el mundo ★★★1/2

Dirección y guion: Georgia Oakley. Intérpretes: Rosy McEwen, Kerrie Hayes, Lydia Page, Lucy Halliday, Stacy Abalogun, Deka Walmsley, Gavin Kitchen, Farrah Cave. Reino Unido, 2022. Duración: 97 minutos. Drama.
Un fotograma de "Blue Jean"
Un fotograma de "Blue Jean"Imdb
La Razón
  • Sergi Sánchez

    Sergi Sánchez

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Hace poco más de treinta años, en 1987, un país tan presuntamente civilizado como Gran Bretaña condenaba que, en las escuelas, a los niños se les enseñaba las bondades de ser gay en lugar de promover los valores tradicionales de la familia. En los problemas de identidad social de Jean, una profesora de gimnasia divorciada, ahora lesbiana que debe permanecer en el armario si quiere conservar su trabajo, no solo resuenan los mandatos ultraconservadores de Margaret Thatcher sino también de la ideología estigmatizante de la extrema derecha que sigue persiguiendo los derechos LGTBI.
Por eso Georgia Oackley no tiene que esforzarse demasiado en hacer relevantes, desde lo contemporáneo, las angustias de Jean en relación a la proyección pública de su sexualidad. Su doble vida -retraída en lo familiar y secreta en lo profesional, expansiva cuando se encuentra protegida por una comunidad de amigas lesbianas- es un castillo de naipes que está a punto de desmoronarse, y que Oakley tensiona con la inevitable intersección de esos ámbitos que Jean quiere mantener envasados al vacío.
Es una buena idea que sea una nueva alumna la que catalice la crisis de Jean, aunque a veces ese personaje, que aprende a vivir su lesbianismo desde una actitud más honesta, adquiere una dimensión en exceso funcional, como si sus acciones existieran para acelerar el viaje emocional de la protagonista. Ese viaje también es el de la formación de una conciencia política, que se desprende de todo nihilismo para admitir que su soledad no es real, que puede contar con la compañía de las que luchan por tener el lugar en el mundo que merecen.
Lo mejor:
El excelente trabajo de McEwen y el hecho de visibilizar los efectos de una ley tan represiva y homófoba en un país reaccionario hasta el tuétano.
Lo peor:
A veces el discurso está por encima del personaje, que resulta demasiado representativo de un ‘conflicto’.