Estreno
Crítica de "Breve historia de una familia": el elefante en la habitación ★★★
Dirección y guion: Jianjie Lin. Intérpretes: Feng Zu, KeYu Guo, Xilun Sun, Muran Lin. China, 2024. Duración: 99 minutos. Drama.
El símil no es demasiado sutil, pero funciona. Cuando el padre de “Breve historia de una familia” habla de una enzima que penetra la célula para colonizarla, en realidad se refiere a ese elefante en la habitación al que nadie quiere mencionar, ese adolescente que, como una gotera, se infiltra en el suelo firme de una institución para pudrirla desde dentro. Miramos la enzima a través de un microscopio, y ese círculo que reencuadra el encuadre aparece en varias ocasiones para recordarnos el interés científico del debutante Jianjie Lin en sus criaturas.
Al principio, da la impresión de que la llegada de Shuo a esta familia acomodada de padre, madre y adolescente díscolo sea una bendición. Es casi huérfano -madre fallecida, padre alcohólico y maltratador- y aparece como ese vástago que no pudieron tener, sometidos a la política del hijo único del régimen comunista. ¿Es Shuo una encarnación de las silenciosas maniobras del capitalismo para escabullirse en las estructuras fundacionales de la sociedad china? Jianjie Lin nunca es claro en sus intenciones simbólicas, porque más tarde, en sus maneras pasivo-agresivas, en su comportamiento de doble filo, Shuo se convierte en una especie de suave ángel exterminador, cuya única función es revelar las debilidades que esa familia escondía en su seno. La podredumbre venía de fábrica.
La puesta en escena, fría e inquietante, nos remite a la mirada del biólogo analizando una muestra vírica. No hay un gran clímax, por lo que el espectador puede sentirse algo decepcionado. Tal vez no sea necesaria la catarsis: lo importante no es resolver un misterio que se ha creado a base de enrarecer atmósferas y vínculos sino hacer de la opacidad de ese misterio el germen de una destrucción.
Lo mejor:
Es formalmente rigurosa, su puesta en escena genera tensión e inquietud.
Lo peor:
Puede resultar algo frustrante en su tendencia al anticlímax, a rehuir las explicaciones.