Crítica de "El castigo": el cuerpo de los condenados ★★★★☆
Dirección: Matías Bize. Guion: Coral Cruz. Intérpretes: Antonia Zegers, Néstor Cantillana, Catalina Saavedra, Yair Juri, Santiago Urbina, Osqui Guzmán. Argentina, 2022. Duración: 85 minutos. Drama.
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El castigo siempre es polisémico. Va y viene y se reparte, como el polvo. Ahora se castiga a un hijo rebelde, y dos minutos después el castigo se revierte como un calcetín, y entonces aparece la culpa, el reproche, la angustia, que es el modo en que castigamos al otro mientras nos castigamos a nosotros mismos. A esa red de sentimientos oscuros, que el magnífico guion de Coral Cruz despliega con la calma tensa de un anochecer que nunca llega, le corresponde la precisa dirección de Matías Bize, en un plano secuencia de ochenta minutos que traduce, sin algarabías técnicas, la tensa espera de unos padres que han perdido a su hijo en un bosque después de un castigo ejemplarizante.
Si la película conecta con títulos anteriores del cineasta chileno (“En la cama”, “La vida de los peces”) en su acercamiento a la secreta intimidad de las dinámicas de pareja, es la maternidad -entendida en su más incómoda complejidad, que abarca emociones tan contradictorias como el sacrificio, el desapego y la pérdida de identidad- la que se erige aquí como epicentro del drama.
Drama en el que las palabras y los huecos que se abren entre ellas dibujan un turbulento crescendo, un mapa trágico que la cámara atrapa a tiempo real, captando la vibración gestual de los actores -mención especial para una espléndida Antonia Zegers- en una suerte de tenebroso auto sacramental. De los cuerpos exhaustos de esos padres emana la negra energía de los que saben que no hay peor castigo que saberse condenado.
Lo mejor:
Antonia Zegers y la comunión entre lo que se dice (y se silencia) y cómo se filma.
Lo peor:
Contraindicada para los detractores de las películas oscuras y sin concesiones.