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Crítica de "O Corno": cuerpo a la fuga ★★★★

Dirección y guion: Jaoine Camborda. Intérpretes: Janet Novás, Diego Anido, Julia Gómez, Siobhan Fernandes, Carla Rivas, María Lado, Daniela Hernán, Nuria Lestegás, Pamela Vidal. España, 2023. Duración: 105 minutos. Drama.
Un fotograma de "O Corno"
Un fotograma de "O Corno"Imdb
La Razón
  • Sergi Sánchez

    Sergi Sánchez

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No es de extrañar que Claire Denis, presidenta del jurado del Festival de San Sebastián, se entusiasmara con “O Corno”. Si hay algo que caracteriza la notable película de Jaione Camborda es su aproximación física, táctil, a ese cine del cuerpo que con tanto entusiasmo ha cultivado la directora de “High Life”. Es en el cuerpo femenino donde se libran todas las batallas del filme, que se abre y se cierra con dos partos que funcionan como paréntesis especulares.
En el primero se establecen vínculos con el rostro crispado, el repliegue de la columna y el vientre, la respiración entrecortada y el grito contraído, que nunca se acaba. En el segundo, la música sustituye al grito, la mujer es otra, dar a luz es abrir un final hacia el misterio. En medio, la historia de María (espléndida Janet Novas), la marisquera y comadrona que no tiene hijos pero sí cicatrices, contada por una cámara inquisitiva, lacónica en palabras y generosa en empatía. Porque aquí las mujeres se ayudan sin pedir explicaciones, incluso cuando tender una mano pueda arruinarles la vida.
Es admirable que Camborda nunca hipoteque su puesta en escena en nombre del subrayado histórico o argumental. Aunque la película transcurra en la Galicia de 1971, nunca se enfatiza el periodo franquista: la presencia de dos guardias civiles que custodian la frontera con Portugal basta para viajar a un pasado que podría confundirse con el presente de muchas mujeres en fuga. El giro de guion que rompe “O Corno” en dos mitades asimétricas repliega el filme en un abrir y cerrar de ojos, un instante durante el que se pone en marcha un juego de rimas y ecos en el que los sucesivos encuentros femeninos de María en su huida hacia el vacío parecen enfrentarla a réplicas de su carácter, a la vez esquivo y cálido.
Camborda escapa de una manera orgánica de cualquier maniqueísmo: no se cae en la tentación de la masculinidad tóxica ni de la demonización o romantización de lo rural, ni tampoco de banalizar la sororidad, y conocemos a los personajes por lo que hacen, no por lo que piensan. Es por ello que la película resulta tan directa, tan desnuda y tan honesta: al cabo de la calle, explica la historia de una mujer que quiere ser libre, y que vive su deseo y su soledad con la mirada clavada en la nuestra.
Lo mejor:
Que cuente la historia de María a partir de su cuerpo, de sus silencios, de la fuerza que emana de su existencia ante la cámara.
Lo peor:
Tal vez la decisión final de María debería estar algo más desarrollada.