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Cine

Estreno

Crítica de "Crónica de un amor efímero": el corazón de las tinieblas ★★★★1/2

Dirección: Emmanuel Mouret. Guion: Emmanuel Mouret y Pierre Giraud. Intérpretes: Sandrine Kiberlain, Vincent Macaigne, Georgia Scalliet. Francia, 2022. Duración: 100 minutos. Comedia romántica.

Un fotograma de "Crónica de un amor efímero"
Un fotograma de "Crónica de un amor efímero"Imdb

Esta delicia, que podría haberse llamado “Fragmentos de un discurso amoroso”, contradice su título original. Porque en verdad ningún amor es efímero: todos duran siempre, aunque desaparezcan entre los vacíos del tiempo. En esa feliz contradicción del título Emmanuel Mouret se alinea con su pareja protagonista, que no duda en protegerse detrás de las palabras -aquí el sexo está siempre fuera de campo: el sexo se habla, o pertenece a un idioma que aún busca sus imágenes justas- para argumentar precisamente los beneficios de un amor que se experimenta con la ligereza de lo que va a caducar.

Ella, madre divorciada, detesta la pasión romántica, ese invento de los artistas; él, casado y con hijos, agradece el deseo como si fuera un regalo que no merece. Mouret enciende sus conversaciones con una envidiable vitalidad: en sus diálogos, que recorren de modo cronológico esta aventura sentimental, se percibe muy pronto la felicidad del amor, la taquicardia del encuentro, el engaño mutuo para conservar lo que siempre parece a punto de romperse. Esos diálogos no serían nada sin Sabrine Kiberlain ni Vincent Macaigne, que se mueven a través del encuadre encarnando su deseo como si fuera, también, una manera de entender el espacio.

La película es un bello vals, porque Mouret piensa que el amor es cosa de dos: cuando aparece un tercero en discordia, acaba por haber un reajuste, un desplazamiento, la z acaba por caer del sistema de ecuaciones. Y como en el cine de Eric Rohmer, pero también el de Woody Allen, están los parques, las calles, los bares, las colas de los cines, esos lugares donde es posible que el azar y el amor sigan hablando, como si protagonizaran una bella comedia romántica.

Lo mejor:

Interpretaciones exquisitas y diálogos felices se conjuran para lograr la comedia romántica perfecta.

Lo peor:

Que se abstengan los que no comulguen con el cine de Eric Rohmer y Woody Allen.