Crítica de "Quién es quién": devuélveme mi "body" ★★★

La nueva película de Martín Cuervo («Con quién viajas», «Todos lo hacen»...) parte de un viejo «truco» cinematográfico que suele funcionar bien en taquilla desde los tiempos de la cinta «De tal astilla... tal palo» (Rod Daniel, 1987) a «Ponte en mi lugar» (Mark Waters, 2003), por citar dos títulos entre tropecientos. Lo bueno, la pieza clave, radica en contar con una historia decente y un elenco protagonista eficaz. Lo que sucede en su filme, y también con los secundarios. Veamos la vuelta de tuerca a la premisa: los Fuentes no forman lo que se dice una familia «normalita». 

Además de los padres, la forman tres hijos (un par, adolescentes mellizos, o sea, que se llevan como el perro y el gato) y la abuela, que vive con ellos. Y entre el follón de los trabajos, tan distintos, de los progenitores, el colegio y la rutina parece que la desconexión entre ellos resulta evidente. Pero el día en que la pequeña cumple nueve años y pide un deseo algo confuso, la cosa se complica todavía más si cabe. 

Porque al día siguiente, los integrantes del clan despiertan con los cuerpos intercambiados, y no diremos entre quiénes para que lo descubran al ver la película. Pero solo digamos algo: ¿y si una niña amanece con el de una anciana pero con las mismas ganas de mambo que tenía ayer y, para colmo, cuenta con una tarjeta Visa a mano? Pues que el lío resulta enorme. 

Comedia familiar blanquísima con algún toque, es de rigor, escatológico, los secretos, los complejos y las dudas de cada personaje van saliendo a la luz mientras una antológica pareja de vecinos recién aterrizada en el barrio descubre con horror las trapisondadas de los de al lado. Entre la aparición «estelar» de Terelu Campos, ella misma a punto de ser abuela, como la directora del centro donde estudian los menores, una fiesta que se pasa sanamente de rosca y la lección aprendida (debemos entender al de enfrente aunque muy poco se parezca a mí, sobre todo, si nos une eso de la sangre), una película, en fin, para que toda la casa disfrute de ella sin demasiadas complicaciones y, eso sí, por favor, sin disputas por quién compra las palomitas...

La pareja formada por Carlos Iglesias y Gracia Olayo se merece una película para ellos

Que la fórmula en la que se basa el filme, el intercambio de cuerpos, está algo trillada