Crítica de "Las dos caras de la justicia": la mejor sentencia es un perdón ★★½
Dirección y guion: Jeanne Herry. Intérpretes: Élodie Bouchez, Adèle Exarchopoulos, Gilles Lellouche, Leïla Bekhti. Francia, 2022, 118 min. Género: Drama.
Venecia Creada:
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El título español explica el plano y el contraplano de lo que se conviene en llamar “justicia restaurativa”, suerte de mediación entre delincuentes y víctimas cuyo único objetivo es curar heridas. Esas heridas se producen en ambos bandos, porque en la balanza de pagos del crimen cometido no hay blancos o negros. Se trata, pues, de que unos expliquen las motivaciones de sus actos y pidan perdón, y los otros puedan desinfectar su rabia y su miedo para seguir adelante. Para ello, Jeanne Herry plantea dos situaciones opuestas, enteramente organizadas en base a confrontaciones verbales, que se entrecruzan para buscar un precario equilibrio: por un lado, está la terapia de grupo, que acaba convirtiéndose, de una manera harto artificiosa, en un club de campo en el que se reparten gratis bocadillos de redención y, por otro, mucho más interesante, el cara a cara entre una mediadora y la víctima de un incesto, que insiste en que su hermano, que ha salido de la cárcel, se comprometa a no coincidir nunca con ella en los espacios de la ciudad en que viven. Es aquí donde la película explica mejor la complejidad del proceso, el revuelo emocional para las partes implicadas, el comprometido papel del mediador, el peligro de revictimizar a la víctima y, sobre todo, ofrece una excelente oportunidad para que Élodie Bouchez y, sobre todo, Adèle Exarchopoulos, demuestren lo buenas actrices que son.
Lo mejor: La complejidad de la justicia restaurativa adquiere todos sus matices en la historia de Bouchez y Exarchopoulos, espléndidas.
Lo peor: Las escenas de la terapia de grupo, que, en su benéfica evolución, acaban por no ser creíbles.