Crítica de "Hit Man": érase una vez un camaleón ★★★★
Dirección y guion: Richard Linklater. Guion: Richard Linklater y Glen Powell, según un artículo de Skip Hollandsworth. Intérpretes: Glen Powell, Adria Arjona, Austin Amelio, Retta. EE.UU, 2023. Duración: 115 minutos. Thriller.
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Los gatos de Gary Johnson se llaman Id y Ego. Más claro, el agua, sobre todo teniendo en cuenta que su dueño se debate entre las pulsiones anárquicas, antisociales, de su estar en el mundo, y el yo que intenta adaptarlas a las exigencias de lo real. No será Richard Linklater su Superego: al cineasta de Texas no le gusta poner límites a sus personajes, y menos encarnar ninguna instancia moral. “Hit Man” se deleita en ser, de hecho, el relato de una identidad en construcción permanente, que descubre en el placer de ser otra, y otra, y otra hasta el infinito, la razón de su existencia.
Que Gary Johnson -como Bernie Tiede, el protagonista de “Bernie”, otro fanático de las máscaras que Linklater sacó del periodismo de sucesos- convierta su vida en un acto performativo en bucle, que viaja de su yo estable como profesor de filosofía a su yo mutable como falso asesino a sueldo para la policía de Nueva Orleans, permite que la propia película se entregue a un delicioso espectáculo de transformismo genérico que el director de “Boyhood” interpreta tomando a Johnson como modelo de comportamiento, apoyándose en el encanto irresistible de un Glen Powell que parece una mezcla del Cary Grant de “La novia era él” y “Me siento rejuvenecer” y el Ryan O’Neal de “¿Qué me pasa, doctor?”.
Somos lo que valen nuestras capas de sentido, y, como siempre ha demostrado el cine de Linklater, el realismo es solo una de ellas: que “Hit Man” sea un thriller existencial, un ‘noir’ con ‘femme fatale’ dentro, una comedia de enredos y un romance sexy; que su dimensión camaleónica desafíe la verosimilitud del cine-basado-en-hechos-reales, es solo otro de los juegos reunidos en una película que sabe ser filosófica sin dárselas de trascendente, cuyo espíritu lúdico, a veces negrísimo, define la obra de uno de los autores más estimulantes e imprevisibles del cine actual.
Lo mejor:
Su capacidad para la metamorfosis genérica, siempre de la mano sobre el discurso sobre la identidad múltiple que encarna su protagonista.
Lo peor:
A veces su tono ligero, desenfadado, puede enmascarar la profundidad de sus ideas.