Crítica de "La imatge permanent": cuando los mundos chocan ★★★
Dirección: Laura Ferrés. Guion: Laura Ferrés, Carlos Vermut y Ulises Porra. Intérpretes: María Luengo, Rosario Ortega, Saraida Llamas, Claudia Fimia. España-Francia, 2023, 94 min. Género: Comedia dramática.
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Dirección: Laura Ferrés. Guion: Laura Ferrés, Carlos Vermut y Ulises Porra. Intérpretes: María Luengo, Rosario Ortega, Saraida Llamas, Claudia Fimia. España-Francia, 2023, 94 min. Género: Comedia dramática.
Cuando Guy Debord le reprochaba a Bertold Brecht su respeto por la cultura definida por la clase dominante, estaba reivindicando el poder revolucionario de una práctica del desvío para y por el pueblo. Ese pueblo, representado en el encuentro de dos mujeres que aprenden a quererse en sus diferencias, es el protagonista de “La imatge permanent”, en la que vemos huellas de una propuesta situacionista que quiere dislocar, solo para empezar, una tradición del cine español de espíritu lorquiano pero también su réplica neorrural, que se está convirtiendo en tropo habitual de una nueva tendencia de nuestro cine que triunfa en festivales. Esa dislocación se produce a través, y citamos a Debord, de “la interferencia de dos mundos de experiencia, o la unión de dos expresiones independientes”, a saber: la de un pasado de posguerra que tiende a la abstracción y la de un presente suburbial que a duras penas retiene su memoria. Así las cosas, el primer largo de Laura Ferrés, que hace colisionar dos tiempos narrativos, funciona a partir de violentar lo que esperamos de sus significantes, insistiendo en sucesivas estrategias de distanciamiento -actrices inexpresivas, declamación de los diálogos, planos-viñeta- que pretenden despertar la estupefacción o la risa helada, un poco como si estuviéramos viendo una película de Eloy de la Iglesia dirigida por Roy Andersson.
“La imatge permanent” es muchas cosas, quizás demasiadas, a la vez: un relato de fantasmas, un ensayo sobre la política de las imágenes, la historia de una amistad femenina, una deconstrucción irónica de la identidad de los nuevos imaginarios del cine español… Este crítico tuvo la impresión de que la película se piensa mejor en el plano teórico que en el práctico, y que sus rupturas y sus tensiones, aunque osadas, se apelmazan en un conjunto que lucha por encontrar un ritmo más orgánico, menos encerrado en la cárcel de sus ideas.
Lo mejor: la relación entre Carmen, la directora de casting, y Antonia, que empieza con violencia y acaba con complicidad.
Lo peor: a menudo su sobredosis de ideas no le dejan ver el bosque.