Crítica de "Justicia artificial": sentencia algorítmica completada ★★★
Director: Simón Casal. Guion: Simón Casal, Víctor Sierra. Intérpretes: Verónica Echegui, Tamar Novas, Alba Galocha, Alberto Ammann, José Afonso Pimentel. España, 2024. Duración: 98 minutos. Thriller.
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¿Para qué sirve un juez? La respuesta, obvia: para administrar justicia. ¿Para qué sirve la IA? Para lo que nos dé la gana, incluido administrar justicia. De manera, dicen sus defensores y la multinacional que avala esta idea, más rápida, más objetiva y de forma tan eficaz como lo haría un magistrado. O sea, que una máquina decidirá si usted es culpable o inocente del delito que le hayan acusado. Parece que en un futuro no muy alejado de nuestro presente, el Gobierno español anuncia un referéndum para aprobar un sistema de inteligencia artificial que promete despolitizar esa justicia sustituyendo, en la práctica, la IA a todos los letrados y letradas en los tribunales del país.
Una de ellas, y desde Galicia, es la respetada Carmen Costa (sobria Verónica Echegui, aunque a su personaje le habría venido bien una mayor profundidad en el guion y contornos mejor definidos), una solitaria mujer de pocas palabras que invitan para trabajar en el desarrollo del proyecto, pero la repentina muerte en un extraño accidente automovilístico de Alicia Kóvack, creadora del mismo, provoca una gran desconfianza en la joven, quien, poco a poco, y casi transformada en una temeraria detective, va descubriendo que esa desaparición solamente supone la punta del iceberg de una conspiración que pretende controlar a todo el país.
El arranque de la película dirigida por Simón Casal («Lobos sucios», 2016, este es su segundo largo) no puede tener más interés, gancho ni actualidad; de un lado, las presiones de esa todopoderosa empresa para que Costa apoye la defensa de su programa, y, de otro, la ambición de esta por controlar los poderes del Estado. Lástima que, conforme se desarrolla el metraje y hacia su tramo final, sobre todo, la historia resulte un tanto liosa y apresurada (vamos, cuando aparecen términos como el de «algoritmo ético») y decisiones como que la protagonista esté a punto de ahogarse no nos parezcan venir mucho a cuento. Aunque, eso bien es verdad, la justicia en España casi siempre está con el agua al cuello.
Lo mejor:
Que la película participe en el debate sobre la IA, tan polémico como actual
Lo peor:
Echegui realiza un sobrio trabajo, pero el guion nos dice poco sobre su personaje