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Estreno

Crítica de "La larga marcha": camina o revienta ★★ 1/2

Director: Francis Lawrence. Guion: JT Mollner, según la novela de Stephen King. Intérpretes: Cooper Hoffman, David Jonsson, Garrett Wareing, Mark Hamill. Estados Unidos, 2025. Duración: 108 minutos. Acción distópica.

Un fotograma de "La larga marcha"
Un fotograma de "La larga marcha"Imdb

Stephen King escribió “La larga marcha” en 1967, cuando los jóvenes norteamericanos empezaron a dejarse la piel en la Guerra del Vietnam, dispuestos a defender el honor de la patria contra el peligro del comunismo. El implacable péndulo de la historia vuelve a poner de actualidad la médula ideológica de esta fábula antitrumpista en forma de distopía peripatética. No estamos tan lejos de “El juego del calamar”, de “Los juegos del hambre” (Francis Lawrence fue director oficial de la saga) o de “Perseguido”, que llega la próxima semana a la cartelera también adaptando a King.

Se trata, pues, de utilizar una competición a vida o muerte -caminar o morir, esa es la cuestión- para forjar una alegoría sobre un país empobrecido, cultural y políticamente, por un totalitarismo de corte militarista que explota a una juventud que avanza sobre los cadáveres de su generación.

Sin embargo, lo más interesante de la película no ocurre, por desgracia, en la carretera. Una vez planteado el dispositivo del ‘survival’ por decreto ley, el tedio se adueña de la trama, y la película intenta compensarnos profundizando en los personajes, convirtiéndose en un maratón hablado. Lawrence filma de frente las muertes y los diálogos, como si le importaran tan poco los unos como los otros. Lo más interesante, decíamos, ocurre a los lados del camino, cuando la cámara recorre en travelling lateral lo que hay en los márgenes, en las cunetas, mostrando instantáneas de una América que podría haber fotografiado Walker Evans o filmado John Ford en “Las uvas de la ira”.

Lo mejor:

Su lectura política, tan necesaria en tiempos del trumpismo.

Lo peor:

El relato es enormemente mecánico, apenas deja espacio para la sorpresa.