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Estreno

Crítica de "Plan 75": eutanasia por decreto ★★★ 1/2

Dirección y guion: Chie Hayakawa. Intérpretes: Chieko Baisho, Hayato Isomura, Stefanie Arianne, Yumi Kawai, Taka Takao, Hisako Ôkata, Kazuyoshi Kushida. Japón, 2022. Duración: 105 minutos. Drama.

Un fotograma de "Plan 75"
Un fotograma de "Plan 75"Imdb

Es una de las pesadillas recurrentes de la fantasía distópica: la eutanasia por decreto gubernamental como solución final a la superpoblación. Recordemos una película tan brutal como “Cuando el destino nos alcance”, que marcaba un límite de edad para resolver el problema en el que nos convertimos cuando ya no somos fuerza productiva, y nos daremos cuenta hasta qué punto la ciencia-ficción detectó cuáles serían las estrategias del capitalismo neoliberal para optimizar sus beneficios aplicando la pena de muerte disfrazada de favor a la comunidad.

El escenario que plantea “Plan 75” es mucho más plausible, porque la película lo sitúa en la contemporaneidad, en un país como Japón, con una población hiperenvejecida y una soledad endémica, y en clave voluntaria: a los 75 años un anciano puede acceder a una muerte digna, previa compensación económica, si no quiere continuar siendo una carga, para sí mismo o para la comunidad. Lo más inquietante de la película es que explica ese proceso de una forma completamente realista, poniendo el acento tanto en lo humano (que es también lo económico, lo laboral, lo social) como desde lo burocrático. Podría estar pasando ahora mismo.

Para ello Chie Hayakawa interrelaciona tres historias -protagonizadas por una viuda en paro, que decide acogerse al plan a la desesperada; un joven agente del gobierno, que recluta clientes para la muerte asistida; y una enfermera filipina, que se ocupa de eliminar los últimos rastros de los cadáveres- para que empaticemos con víctimas y cómplices del sistema, y creamos que solo desde la empatía y el acompañamiento puede existir la rebelión y, por tanto, la conexión con la vida. Sin duda, el personaje de la anciana es el más conmovedor, porque Chieko Baïsho se preocupa de que su vejez y su soledad se expresen en cada gesto de su cuerpo, en el sonido de su respiración, y en su callada tristeza mientras busca trabajo y acepta negativas que la conducen, inexorablemente, hasta el suicidio subvencionado. El material es altamente inflamable, y a veces Hayakawa no modula del todo bien los amaneceres, los paseos en bicicleta, la banda sonora, y está al borde de la manipulación emocional, pero, en general, es de agradecer la delicadeza y la sobriedad del filme.

Lo mejor:

El realismo con que convierte lo distópico en algo completamente verosímil y la excelente interpretación de Chieko Baïsho.

Lo peor:

Los momentos en que la película confunde sensibilidad con manipulación emocional.