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Estreno

Crítica de "Posesión infernal: el despertar": muertos al amanecer ★★★

Dirección y guion: Lee Cronin. Intérpretes: Alyssa Sutherland, Lily Sullivan, Morgan Davies, Nell Fisher, Gabrielle Echols, Jayden Daniels, Billy Reynolds-McCarthy, Tai Wano, Anna-Maree Thomas, Mirabai Pease, Richard Crouchley. Estados Unidos, 2023. Duración: 97 minutos. Terror.

Fotograma de "Posesión infernal: el despertar"
Fotograma de "Posesión infernal: el despertar"Imdb

Entre muchas de sus incontables virtudes, “Posesión infernal” destacaba por inaugurar la única franquicia del cine de terror moderno que identificamos con un movimiento de cámara. En ella no había máscaras ni bandas sonoras que sirvieran como imagen corporativa. Sam Raimi definió el Mal desde la velocidad subjetiva de una mirada que busca desesperadamente a su próxima víctima, y es esa figura retórica, que se repite en todas las películas de la saga, la que nos abre la puerta a un imaginario que lleva cuarenta años poniendo los ojos a remojar. Es significativo que Lee Cronin arranque este quinto episodio (o segundo del ‘reboot’) con esta hipermóvil carta de presentación, y que la integre en la diégesis como producto de una cámara-dron. Por un lado, “Posesión infernal: El despertar” quiere ser fiel al espíritu original y, por otro, es consciente de su constructo. Se debate, pues, entre la nostalgia (irónica) y el cinismo (cómplice); es respetuosa con sus modelos pero también es consciente de su condición de simulacro.

La cabaña se transforma en un apartamento en un cochambroso edificio de Los Angeles, el grupo de amigos en una familia sin figura paterna, el magnetófono en vinilo y el Necronomicon en un Libro de los Muertos cerrado a cal y canto por los colmillos de alguna bestia de nombre polisilábico. La película no tarda en desatar a las fuerzas del averno, repartiendo homenajes a destajo (el reloj de pared de “Posesión infernal”, el globo ocular y la sierra mecánica de “Terroríficamente muertos”, el ascensor ensangrentado de “El resplandor”, el monstruo multiforme y lovecraftiano a lo “Society”, la estaca en la boca a lo Lucio Fulci) mientras las ‘set pieces’ poseídas por el diablo se suceden como en una sesión de techno-splatter.

En algunos momentos Lee Cronin se revela como digno sucesor de Fede Álvarez, autor del elegante remake del 2013, en especial cuando piensa con mimo el espacio fílmico (la secuencia de la mirilla trabaja el fuera de campo de un modo muy estimulante, en una película que no se caracteriza precisamente por elogiar lo invisible), importante teniendo en cuenta que, en este caso, ni siquiera hay bosque donde escapar. En otros, la mayoría, es un auténtico pan y circo para los amantes del gore más lúdico y desprejuiciado: es posible que salgan del cine con la chaqueta salpicada de sangre.

Lo mejor:

Su sentido lúdico, su endiablado ritmo y algunas buenas ideas de puesta en escena.

Lo peor:

No ofrece nada significativamente nuevo a la saga.