Buscar Iniciar sesión

Crítica de "Que nadie duerma": la realidad conspira ★★★1/2

Dirección: Antonio Méndez Esparza. Guion: Clara Roquet y Antonio Méndez Esparza, según la novela de Juan José Millás. Intérpretes: Malena Alterio, Aitana Sánchez-Gijón, José Luis Torrijo, Mariona Ribas. España-Rumanía, 2023, 122 min. Género: Drama.
Malena Alterio en "Que nadie duerma", nueva película de Antonio Méndez Esparza
Malena Alterio en "Que nadie duerma", nueva película de Antonio Méndez EsparzaAQUÍ Y ALLÍ FILMS
La Razón
  • Sergi Sánchez

    Sergi Sánchez

Barcelona Creada:

Última actualización:

Dirección: Antonio Méndez Esparza. Guion: Clara Roquet y Antonio Méndez Esparza, según la novela de Juan José Millás. Intérpretes: Malena Alterio, Aitana Sánchez-Gijón, José Luis Torrijo, Mariona Ribas. España-Rumanía, 2023, 122 min. Género: Drama.
“Que nadie duerma” tiende un puente insólito entre el drama costumbrista español y el cine de Charlie Kaufman. El arco dramático de Lucía consiste, pues, en presentarse ante nosotros como persona para luego convertirse, sin ella saberlo, en personaje. Cuando empieza la película, estamos convencidos de que la rutinaria, triste existencia de Lucía -con un padre dependiente y un aburrido trabajo como informática- servirá como punto de partida del retrato de un despertar a la vida. La eficacia de ese arranque reside en entender a Lucía como esa vecina que nos sonríe en el ascensor, o que habla demasiado con la cajera del súper, o que tropieza con la alfombrilla que le da la bienvenida a su propio piso. Una excepcional Malena Alterio ilumina esa humanidad torpe y conmovedora, la de la cotidianeidad de cualquiera de nosotros, con una preciosa pero extraña energía: en la voluntad de cambio de Lucía, en su esperanza ingenua de reencontrarse con su príncipe azul en su nuevo trabajo como taxista, casi como si fuera una Cabiria de Usera, hay también una tendencia oscura, atravesada por el autoengaño, la fantasía y la desesperación, que tal vez nos ponen sobre la pista de que su punto de vista no es de fiar. O tal vez la que no sea de fiar es la película, y toda ella, como acostumbra a ser el universo de ficción de Juan José Millás en que se basa, es el fruto de la conspiración de lo real, que se empeña en convertirnos en títeres, en protagonistas de una película de terror ridícula en la que somos víctimas que sueñan con ser verdugos. Es posible que Méndez Esparza, que mantiene bien el pulso del descenso a los infiernos de Lucía, tarde demasiado en enseñar sus cartas, con el riesgo de que el filme acabe atrapado en las trampas que tiende a su heroína, pero es innegable que su viaje, teñido de ambigüedades, es apasionante.
Lo mejor: el impecable, complejo trabajo de Malena Alterio, que hace creíble los pliegues enigmáticos de su personaje con una pasmosa naturalidad.
Lo peor: una cierta precipitación en el tramo final, que habría necesitado un mayor desarrollo.