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Estreno

Crítica de "Tár": tocata y fuga de Cate Blanchett ★★★☆☆

Dirección y guion: Todd Field. Intérpretes: Cate Blanchett, Nina Hoss, Mark Strong, Noémie Merlant, Sam Douglas, Sydney Lemmon, Murali Perumal, Diana Birenyte. Estados Unidos, 2022. Duración: 158 minutos. Drama.

Cate Blanchett encarna al personaje ficticio de Lydia Tár, una de las mejores directoras vivas
Cate Blanchett encarna al personaje ficticio de Lydia Tár, una de las mejores directoras vivasImdb

“Tár” es una película más indecisa de lo que parece. Detrás de su rigor formal, en las corrientes subterráneas de un fascinante estudio de personaje en clave épica, se esconde una duda razonable, la de discutir sobre la cultura de la cancelación dejando cabos sueltos. Por un lado, la puesta en escena parece dignificar con un virtuoso plano secuencia la posición de Lydia Tár, laureada directora de la Filarmónica de Berlín, cuando pone en evidencia la cultura ‘woke’, que puede rechazar la obra de Johann Sebastian Bach por su presunta misoginia.

Por otro, el nepotismo y el abuso de poder de Tár serán castigados como se merecen, porque no hay nadie que permanezca inmune a la justicia divina del #metoo. “Tár” introduce una variable muy interesante al debate de la cancelación, hasta el momento monopolizada por el heteropatriarcado, pero no la desarrolla. Tal vez porque el personaje ha tenido que abrirse camino entre un mundo de hombres, Todd Field decide masculinizarlo. ¿Importa, pues, el género en la cultura del abuso? Lo cierto es que esta mujer que cree controlar su destino y el de los demás con guante de hierro empieza a desmoronarse a una velocidad viralizada. La película la sanciona, la escarmienta, pero, en cierto modo, también la victimiza. Toda la solemnidad de la puesta en escena, de un hieratismo quebrado progresivamente por los fantasmas de la culpa, se derrama en una caída del pedestal acaso demasiado precipitada.

Luego, claro, está Cate Blanchett. Ella, en cierto modo, es la batuta y la partitura, la música y el ruido. Al principio, la estudiada gestualidad con que despliega su inteligencia puede parecer en exceso perfecta. Cada palabra cae con la cadencia de una nota afinada, la autoridad de la voz se corresponde con la seguridad de un cuerpo que se sabe superior al espacio y al tiempo. Esa rigidez, inherente al personaje, contrasta con la naturalidad de las demás interpretaciones, en especial las de Noémie Merlant, su ayudante, y de una espléndida Nina Hoss, su pareja en la ficción. El auténtico espectáculo de “Tár”, más allá de su ambiguo discurso ideológico, está en esa actriz que gradúa el declive de su personaje con la mezcla de elegancia y locura de una diosa que ha sido abandonada por sus súbditos. O les ha encontrado, mejor dicho, los mejores sustitutos: nosotros, espectadores atónitos, no podemos dejar de mirarla.

Lo mejor:

Cate Blanchett, directora de orquesta de la mirada espectatorial, motor cerebral y emocional de la puesta en escena de Field.

Lo peor:

Su discurso sobre la cultura de la cancelación aparece un tanto desdibujado, sobre todo en el tramo final.