Sección patrocinada por sección patrocinada

Estreno

Crítica de "The Last Showgirl": Pamela, mon amour ★★ 1/2

Dirección: Gia Coppola. Guion: Kate Gersten. Intérpretes: Pamela Anderson, Kiernan Shipka, Dave Bautista, Jamie Lee Curtis. Estados Unidos, 2024. Duración: 88 minutos. Drama.

Pamela Anderson en "The Last Showgirl"
Pamela Anderson en "The Last Showgirl"Imdb

Al cine norteamericano le encantan los ‘comeback’, las vueltas al ruedo de aquellas estrellas que se apagaron con el tiempo, y que ahora, conscientes de su decadencia, están preparadas a reencarnarse con una nueva piel. Es la narrativa de las segundas oportunidades, en un país que ha hecho de la reinvención uno de los motores de la identidad de sus utopías. El año pasado Demi Moore estuvo a punto de ganar un Oscar aferrada a este relato, y hace más de una década Mickey Rourke participó de un unánime ‘revival’ por “El luchador”.

Cuando “The Last Showgirl” empezó a circular por festivales, y Pamela Anderson la promocionaba como si hubiera salido de un convento, rechazando de pleno la imagen sexualizada que había vertebrado su vida pública, entre portadas de Playboy, involuntarios videos porno ‘amateur’ con su exmarido y ráfagas publicitarias de “Los vigilantes de la playa”, era fácil advertir que Gia Coppola canalizaría el potencial atractivo de esta modesta película ‘indie’ en la narrativa del ‘comeback’.

Si algo tienen en común “La sustancia”, “El luchador” y “The Last Showgirl” es su dimensión metalingüística, porque las tres hablan del declive de sus estrellas y de su posibilidad de resurrección. La diferencia es, tal vez, en que Pamela Anderson nunca fue realmente una actriz, o nunca tuvo la oportunidad de demostrarlo. La película está organizada alrededor del modo en que sobrelleva el final de su carrera como vedette de un espectáculo en un casino de Las Vegas, o lo que es lo mismo, alrededor de la dignidad de un rostro que, a sus 57 años, sostiene la erosión de su belleza sin perder la esperanza en el futuro. Hay en esos planos de Anderson en solitario -y también en los de Dave Bautista, que también interpreta a contrapelo de su imagen de icono del ‘wrestling’- una empatía por el personaje que es, sin duda, lo mejor del filme.

Es una pena que la condición de ‘showcase’ de la película reduzca al personaje a poco más que un cliché, del que emerge una trama de (posible) reconciliación entre madre soñadora e irresponsable e hija abandonada, una trama que funciona al mismo nivel que la de un telefilme de sobremesa. Como si Coppola no estuviera segura de la contenida interpretación de Anderson, la confronta con las estridencias, un tanto innecesarias, de Jamie Lee Curtis. En esa línea, la cámara simula a veces un nervio documental que empaña el retrato del espacio (Las Vegas como templo de la decadencia) y contradice la intimidad que necesita el relato, como si Coppola fuera consciente de que la trama se queda corta.

Lo mejor:

Pamela Anderson, dignificando el arquetipo sexualizado que ha encarnado durante toda su carrera.

Lo peor:

Que la película es delgada como un folio, pequeña como una mota de polvo.