
Estreno
Crítica de "Vida en pausa": una enfermedad social ★★ 1/2
Director: Alexandros Avranas. Guion: Stavros Pamballis y Alexandros Avranas. Intérpretes: Chulpan Kamatova, Grigory Dobrygin, Naomi Lamp, Miroslava Pashutina. Grecia, 2024. Duración: 99 minutos. Drama.

Unos rótulos finales nos alertan de que el síndrome de la resignación infantil, que afecta principalmente a niños refugiados que proceden de Rusia y los países de la antigua Yugoslavia, fue finalmente reconocido por el sistema de salud sueco en 2014. Somatización comatosa de una crisis de estrés postraumático, la que produce la incertidumbre de saber si serás deportado o no a un territorio donde la persecución y la tortura empujan al exilio, esta extraña enfermedad es la “Vida en pausa” de la que habla Alexandros Avranas en lo que parece una fábula distópica, una película de ciencia-ficción pensada en los sótanos creativos de Ikea, y que pretende reflejar la asepsia robótica del primer mundo, su maquínica falta de empatía, ante los que buscan asilo político.
Avranos trabaja una puesta en escena de una frialdad brechtiana, fuertemente influenciada por las simetrías totalitaristas del Nuevo Cine Griego, donde todo marco previamente despojado de ornamentos funciona como límite infranqueable, en el que despuntan los ángulos (de las ventanas, de las puertas, de las sillas y las mesas), como para herirse con ellos. La grisura de la gama cromática de la fotografía contribuye a un tono desmayado, tan comatoso como la enfermedad que padecen las hijas de la familia rusa protagonista, provocando que la película sea víctima de su propio planteamiento.
Lo mejor:
Dar a conocer una enfermedad sociopolítica de la que nada se habla, y la padecen los angustiados hijos de los refugiados.
Lo peor:
La película está demasiado anestesiada, sufre de hipotensión.
✕
Accede a tu cuenta para comentar