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Crítica de "Vincent debe morir": bienvenidos a la nueva normalidad ★★★

Director: Stéphan Castang. Guion: Mathieu Naert. Intérpretes: Karim Leklou, Vimala Pons, François Chattot, Karoline Rose, Emmanuel Vérité. Fotografía: Manuel Dacosse. Francia, 2023. Duración: 115 minutos. Drama.
Un fotograma de "Vincent debe morir"
Un fotograma de "Vincent debe morir"Imdb
La Razón
  • Sergi Sánchez

    Sergi Sánchez

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“Vincent debe morir”, que haría un excelente programa doble con la reciente “Dream Scenario”, refleja un clima pospandémico que articula su distopía paranoica alrededor del hacerse visible. El sueño de la nueva normalidad, después de un largo período de confinamiento en el que fuimos invisibles por imperativo categórico de, valga la redundancia, un virus invisible, no es tal. Un hombre sin atributos, tan gris y corriente como el Nicolas Cage de “Dream Scenario”, se convierte, de la noche a la mañana, en la diana de las violentas agresiones de compañeros de trabajo y desconocidos ‘random’ que lo condenan, a velocidad de vértigo, a una huida sin fin y, claro, a un perpetuo confinamiento, aislado de todo contacto humano. Una de las ideas más brillantes de la película es que la violencia se activa por contacto visual: cuando Vincent se hace visible ante los demás, cuando la percepción del otro le hace existir, hay que borrarlo del mapa, devolverlo a la cueva de la muerte.
Stéphan Castang sabe que el gran desafío del filme es el desarrollo de esa idea. Para ello opta por un tono que muta sin parar, transitando desde la comedia negra hasta el cine de zombis (con parada y fonda en “The Crazies”, de George A. Romero), y pasando por la fábula romántica. El resultado es desigual, sobre todo en este último apartado, porque le obliga a ser demasiado laxo con las normas de la nueva pandemia que él ha creado, y entonces el relato, aunque gana en color emocional, pierde en coherencia. Castang recupera el pulso inicial cuando vuelve a la idea de la mirada violenta y violentada, llegando a la (terrible) conclusión de que el futuro de los afectos pasa porque el objeto amoroso no pueda hacerse visible.
Lo mejor:
La premisa -que, solo por existir a ojos de los demás, merezcamos morir en el acto- es ingeniosa y terrorífica.
Lo peor:
Lo que tiene que ver con el desvío romántico de la trama es, a veces, demasiado forzado.