Crítica de "El zorro": amor animal ★★1/2
Dirección y guión: Adrian Goiginger. Intérpretes: Simon Morzé, Adrianna Gradziel, Karl Markovics, Alexander Beyer, Pit Bukowski, Jannik Görger. Austria, 2022. Duración: 118 minutos. Drama bélico.
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Esta es la historia de un amor loco. Lo más interesante de ese amor es que todo se desenfoca a su alrededor: vivir en sociedad, la guerra, una mujer dulce, todo queda en segundo plano, como un eco o una foto quemada. Sobre esa niebla visual y sonora, solo queda el amor, que es una dependencia sin palabras, entre un soldado austríaco, emisario del ejército nazi, y un zorro. Adrian Goiginger, que se ha inspirado en la historia real de su bisabuelo, insiste en cortar los lazos de Franz Streiberger con el mundo para que viva en un país de dos donde se ha hecho un pacto con la muerte -que espera, engañada, un descuido para atacar- y el horror es algo que solo les ocurre a los otros, como telón de fondo.
Es una pena que “El zorro” asocie tan pronto ese amor con lo traumático, con una carencia afectiva fundacional, con la aguja que cose una herida compartida: si Frank fue abandonado por su familia cuando era niño, es tristemente lógico que su encuentro con un zorro que acaba de perder a su madre se convierta en idilio. En la insistencia de esa pasión causal, sustitutiva, de huérfanos que se reconocen en la miseria, la película pierde fuerza y se hace reiterativa, a pesar de que la conmovedora interpretación de Simon Morzé compensa parcialmente lo obvio de su relación con su singular animal de compañía.
A Goiginger no le interesan los pormenores bélicos de Franz, su afortunado (sí, sobrevive) paseo por las trincheras de una Europa en llamas, porque cree que una forma de ser humanista está en empatizar con el devenir-animal de su protagonista. Eso sí, habríamos agradecido más abstracción y menos lágrima psicoanalítica.
Lo mejor:
Simon Morzé consigue que empaticemos con un personaje esquivo y antisocial.
Lo peor:
Contiene una película más abstracta, más radical y menos sentimental, que habría sido mucho más interesante.