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Cuando Josep Pla «entrevistó» a Hitler

Destino recoge en un libro las crónicas que el periodista escribió desde Alemania entre 1923 y 1924
Josep Pla
Josep PlaFundación Josep Pla
  • Víctor Fernández está en LA RAZÓN desde que publicó su primer artículo en diciembre de 1999. Periodista cultural y otras cosas en forma de libro, como comisario de exposiciones o editor de Lorca, Dalí, Pla, Machado o Hernández.

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Un joven reportero llamado Josep Pla, corresponsal en Alemania del diario «La Publicitat», acompañado de otro periodista, Eugeni Xammar, acudió a la redacción del diario «Volkischer Beobachter», el órgano del partido nacionalsocialista. Allí Pla y Xammar, en el bullicio de las oficinas, se encontraron con un revolucionario condenado a cambiar el rumbo de Alemania y del mundo entero. Un hombre vestido con gabardina y una cruz teutónica cosida en la manga se dispuso a hablar con dos periodistas llegados del país en el que gobernaba Primo de Rivera. Era Adolf Hitler y la crónica de ese encuentro la publicó Pla el 28 de noviembre de 1923.
Ese texto es uno de los que forma parte de un volumen que el próximo 15 de noviembre aparece en castellano, aunque ya está en catalán de la mano de Destino. «La inflació alemanya. Cròniques 1923-1924» , en edición de Xavier Pla y con prólogo de Josep M. Fradera, nos permite seguir los pasos de un joven reportero de veinte años por un país que acaba de salir de una gran guerra mundial y va encaminado hacia una monumental crisis que lo llevará al peor de los precipicios de su historia.
Ayer, durante la presentación de la obra, Francesc Montero, director de la Fundació Josep Pla, recordó que «nunca se había hecho una antología planiana sobre un hecho concreto». La excepción viene con esta colección formada por 88 artículos en los que el corresponsal ampurdanés en Berlín se mueve por todo el país para tratar de plasmar en sus crónicas la realidad de un país en el que ya aparece un personaje que califica como un «histérico del nacionalismo» llamado Hitler.
Ni idea de alemán
Pla, como recordó Montero, desde los años 20 se encontraba dando vueltas por Europa. Cuando llegó a Berlín no tenía ni idea de alemán, pero contó con la ayuda fundamental de su amigo Xammar, que lo integró en la vida periodística de la gran ciudad. Fue entonces cuando empezó a escribir esas crónicas como enviado especial donde demuestra su grandiosa capacidad como un imponente observador de la realidad que lo envuelve.
En estos textos aparece «mucho de lo que vendrá después más allá del problema de la inflación», comentó Josep M. Fradera. Alemania se encontraba inmersa en ese tiempo en una fuerte crisis económica como consecuencia de la catastrófica derrota en la Primera Guerra Mundial y el tener que hacer frente al Tratado de Versalles. Pla, junto a Xammar, fue uno de los primeros periodistas en divisar las dimensiones futuras del problema alemán, no solamente en lo referente a la inflación desproporcionada, sino también en todo lo relacionado con el problema judío. «El antisemitismo empieza a subir en todo el país, no solo en Baviera. Es un fenómeno que se palpa en todo el conjunto alemán», comentó Montero recordando que el ampurdanés fue testigo directo del llamado Putsch de Múnich, cuando Hitler y sus seguidores trataron de dar un golpe de Estado, entre el 8 y el 9 de noviembre de 1923, que acabó con el procesamiento del líder nazi y varios de sus acólitos.
Precisamente, volviendo al momento en el que Hitler recibió a Pla y Xammar, decir que ninguno de los dos reporteros catalanes nunca haría mención alguna de aquel encuentro. Se ha llegado a poner en duda si la entrevista tuvo lugar, pero tanto Montero como Fradera y el editor Jordi Cornudella creen que sí, aunque Pla calificó en su crónica ese encuentro como «un monólogo».
Aly, un amor que acabó en Auschwitz
Durante su tiempo en Berlín, el joven Pla tuvo una novia llamada Aly Herscovitz. En las crónicas alemanas para «La Publicitat» no hay mención de aquella joven de quien se sabe que era una judía de origen ruso o ucraniano y con familia en Leipzig. Pla convivió con ella en la capital alemana, aunque la relación no duró mucho más. Aly acabaría siendo una de las muchas víctimas del Holocausto al acabar en los hornos crematorios que el nazismo puso en funcionamiento en Auschwitz.